David Rosero
La avalancha de protestas justas del magisterio para que el Gobierno cumpla la Constitución que habla sobre una institución, con autonomía que evalúe integralmente el sistema educativo para lograr la calidad de la enseñanza y condiciones laborales dignas.
La lucha tenaz del movimiento indígena en defensa del agua y la vida, contra la privatización y minería a gran escala para que se cree el Consejo Plurinacional del Agua donde estén representados diversos sectores.
La gallardía de la juventud universitaria que pelea por una universidad progresista donde la investigación, la ciencia y la tecnología sean puntales del desarrollo, sin el control de los gobiernos de turno.
La rebeldía y combatividad de la juventud secundaria para impedir que Correa traicione el proyecto de cambio y atienda las necesidades.
Las manifestaciones de trabajadores, pequeños comerciantes, campesinos, entre otros, para que se cumplan sus derechos que hoy el Gobierno pretende burlar; configuran un escenario creciente de rechazo contra un presidente prepotente, arrogante y represivo, cuyo círculo rosa no le permite ver más allá de sus narices.
En efecto, los Alvarado (PRE), Alexis Mera (PSC), Raúl Vallejo (ID), Patiño y demás aprendices de revolucionarios, han logrado parasitar al Régimen con sus posturas reaccionarias.
Mientras tanto pregunto al Presidente: ¿cuántos encarcelados, heridos y muertos más debe haber para que se baje de su pedestal?, ¿cuántos paros, levantamientos, huelgas y descontento generará para después sentarse a dialogar sinceramente con todos los sectores?
El proyecto de cambio no es patrimonio exclusivo suyo, señor Presidente, los pueblos y organizaciones que verdaderamente luchan desde hace décadas, echando a gobiernos corruptos y criminales, son y serán los verdaderos protagonistas de la transformación.