El atropellamiento ocurrió la madrugada del 10 de octubre del 2019. Fabiola Millingalli recuerda que una llamada telefónica la despertó a las 06:00. Una persona le contó que su esposo, Abelardo Vega, estaba tirado en la vía tras ser embestido por un automóvil.
La mujer, de 41 años, cuenta que soltó el teléfono y corrió hacia el redondel del Mercado Mayorista, a unos 300 metros de su vivienda. Ahí lo vio agonizar. Dice que ese día se registraron enfrentamientos con la fuerza pública desde la madrugada. Los comerciantes del centro de abastos se habían sumado a las movilizaciones tras la eliminación del subsidio a los combustibles.
“Mi esposo me dijo que me quedara en casa, que me iba a agarrar el gas”, comenta Fabiola mientras se arregla el sombrero. Dos horas antes, a las 04:00, él le había contado que los comerciantes se disponían a ir hacia Chillogallo.
Ella vive en un departamento pequeño en la calle Gonzón, en el sur de Quito. Ese espacio lo comparte con su hijo, hija, nuera, yerno y sus dos nietos. La vivienda está cerca del mercado en donde trabaja desde hace 18 años.
Fabiola y Abelardo, oriundos de Tigua, en Cotopaxi, llegaron a Quito para encontrar oportunidades de empleo. Ella vendía productos en puestos alquilados en el mercado y él trabajaba como triciclero. Luego, con dinero que ahorraron, compraron un puesto para vender frutas.
El hijo mayor de este matrimonio, Wilmer, recuerda a su padre como un hombre trabajador. Él lo acompañaba a las ferias de los martes y los jueves, que inician a las 00:00. Ambos metían los productos al centro de abastos y los vendían. “Por eso siempre nos apoyó. No nos faltaba nada”, comenta el joven que hoy tiene 22 años.
Abelardo Vega, comerciante de 41 años, falleció la mañana del sábado 12 de octubre del 2019, en el contexto de protestas contra las medidas anunciadas por el Gobierno. Foto: cortesía
Wilmer cuenta que su padre participaba en las protestas de octubre, porque las medidas económicas adoptada por el Gobierno lo afectaba directamente. En 2019 había comprado un camión pequeño y temía no poder cubrir las cuotas del vehículo si es que los combustibles subían. “Por eso protestaba, porque era algo que afectaba a todos”.
Hoy, aparte del dolor emocional de la muerte de un ser querido, la familia trabaja para pagar la deuda del vehículo. Todavía les queda por pagar las cuotas de cuatro años.
En su memoria está la acción policial de la jornada de movilizaciones. La familia entera había acudido con dos camionetas cargadas con frutas para entregar a los manifestantes que estaban en el parque El Arbolito desde el 7 de octubre. Ahí fueron sorprendidos con gases.
Hoy la familia espera que se aclare el accidente de tránsito. La muerte de Abelardo consta en un informe que emitió la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tras las manifestaciones.
En el documento se señala que el hombre, que entonces tenía 41 años, falleció por “hemorragia aguda interna y laceración pulmonar”.
Ahí también se dice que “habría fallecido como consecuencia de un alegado atropellamiento por parte de un vehículo de la Policía”.
La defensa de la familia señaló que ya existe un sospechoso, pero que se trataría de un “vehículo particular”.
Añade que Fiscalía ya ha realizado el reconocimiento del lugar de los hechos y ha tomado versiones de las personas que estuvieron cerca.
El caso continúa en indagación previa, pero el jurista cree que pasará a instrucción fiscal en los próximos días.
Mientras el caso se ventila en la justicia, Wilmer y Fabiola sienten el vacío que dejó Abelardo. “Mi papá quería una casa propia y que la familia esté junta. Pero a veces los sueños no se llegan a cumplir. Nadie sabe la hora que nos toca partir”, indica el hijo.