La Moya renovó su oferta turística tras cierre de la operación del tren

Los turistas caminan por los senderos naturales de la comunidad, en compañía de guías nativos y bocineros, que comparten sus prácticas culturales. Foto: cortesía La Moya

Los turistas caminan por los senderos naturales de la comunidad, en compañía de guías nativos y bocineros, que comparten sus prácticas culturales. Foto: cortesía La Moya

Los turistas caminan por los senderos naturales de la comunidad,
en compañía de guías nativos y bocineros, que comparten sus prácticas culturales. Foto: cortesía La Moya

Dos paquetes turísticos que incluyen comida tradicional, tres opciones de caminata en compañía de guías nativos, una visita al museo y otros servicios son parte de la nueva oferta de la Asociación de Turismo Comunitario de La Moya.

Las 18 familias de la organización renovaron sus servicios, tras el cierre de operaciones de Ferrocarriles del Ecuador. Jatari Campesino y Urbina, otros dos centros comunitarios que también trabajaban con el tren, siguen cerrados desde marzo.

Los viajeros del tren eran sus únicos clientes. Los comuneros les ofertaban almuerzos en su restaurante, un recorrido por la comunidad y una caminata corta desde Jatari Campesino, un poblado vecino, hasta el centro turístico de La Moya.

El centro estuvo cerrado durante siete meses, pero la comunidad decidió invertir para atraer a un nuevo público y continuar trabajando. Reabrieron sus servicios en septiembre, con un nuevo menú.

Antes recibían en promedio unos 150 visitantes cada semana. Ahora llegan entre 10 y 15 personas, pero esperan incrementar su clientela con una campaña promocional en las redes.

“Siempre nos preocupaba que si algún día el tren dejaba de contratar nuestros servicios, nosotros íbamos a perder nuestra inversión. Este mes empezamos a buscar opciones”, cuenta Santiago Castro, quien fue vicepresidente de la comunidad.

La Asociación contrató una consultoría para diseñar un nuevo plan de negocios y actualizar los precios de sus servicios. Además, contrataron la capacitación de un chef para estilizar sus platos y mejorar sus preparaciones.

“Cuando empezó la pandemia y el tren dejó de funcionar, estábamos muy preocupados, pero también lo vimos como una oportunidad para actualizarnos”, cuenta Castro.

Los dos nuevos productos que fueron diseñados para atraer a las familias y grupos que buscan actividades al aire libre están pensados para ser un acompañamiento al producto turístico principal de la provincia, que es el ascenso al Chimborazo.

“Nuestro público objetivo son esos turistas que llegan para visitar el Chimborazo y luego continúan su recorrido a Cuenca o Guayaquil”, explica Diana Guevara, experta en turismo y consultora de la comunidad.

Ella hizo un estudio del perfil de los turistas para diseñar los dos paquetes. El primero es un día de campo, que incluye el almuerzo en el restaurante, visita al museo y una caminata por los senderos.

Hay tres opciones de recorrido, de distintas dificultades; uno es ideal ­para niños y adultos mayores, debido a que se hace en un terreno plano y dura 40 minutos, en el trayecto se observan las labores de ganadería, agricultura e hilandería.

Las otras dos opciones duran dos y cuatro horas, respectivamente, y están destinadas a personas que disfrutan de las caminatas largas.

El segundo paquete se llama La Moya. Ofrece un día de campo más alojamiento en una habitación de estilo rústico decorada con la temática de los hieleros; fogata andina, música tradicional, bailes, cuentos, canelazo y al siguiente día, un desayuno.

Los servicios de la comunidad

El día de campo vale de USD 8 a 12, por persona y depende del número de visitantes. Para grupos de más de 35 personas hay descuentos.

La noche en La Moya cuesta entre USD 28 y 60, por persona. Incluye el día de campo, el alojamiento, una noche cultural y un desayuno.

La atención se hace bajo reservación. Para reservar uno de los paquetes se debe contactar a la administración, al teléfono 099 573 6693.

A la comunidad
 se llega en vehículo propio o en transporte público. Está ubicada a 30 minutos de Riobamba, en la parroquia Calpi.

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