El movimiento comercial en ‘La J’, en el sur de Quito, fue intenso a las 19:00 del sábado 7 de noviembre del 2020. Hubo pocas ventas fuera de locales. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Negocios a cada lado de la vía. Ropa, variedad de locales de comida, filas de clientes para comprar alimentos preparados, ventas en vehículos y vallas que dividen la vereda de la calzada. Se trata de la calle José María Alemán, conocida como ‘La J’, en el sur de Quito.
Son las 19:00 del sábado 7 de noviembre del 2020, la pandemia aún no ha terminado y el movimiento comercial es intenso. En los locales se esmeran por atraer clientes.
En restaurantes colocaron señalización para definir el distanciamiento respectivo, lo propio ocurre con la separación entre cada mesa.
Otros, optan por colocar una vitrina en el ingreso y expender los productos a través de esta. Ese es el caso de un negocio de venta de salchipapas, donde las personas se forman para la compra. Usan mascarilla y, en algunos casos, acuden en grupos de tres personas.
En la heladería Tropifruta, entre la calle Joaquín Lalama y avenida Solanda, los clientes deben lavarse las manos antes de ingresar. Mery Clavijo, encargada del negocio que lleva ocho años en el sector, muestra a los comensales el lavamanos instalado en el ingreso, así como un secador.
En una heladería de la calle José María Alemán instalaron un lavamanos para que los clientes puedan ingresar. Foto: Ana Guerrero / EL COMERCIO
A la par, la mujer cuenta que colocaron señalización que indica la dirección para avanzar y un dispensador de guantes plásticos. Este último detalle lo implementaron debido a que ofrecen la modalidad de servirse ciertos ingredientes de forma personal. Eso sí, no es permitido retirarse la mascarilla dentro del local, donde colaboran ocho trabajadores.
En el caso de la ciudad en general, el control del uso del tapabocas es permanente. Según datos de la Agencia Metropolitana de Control (AMC), durante la pandemia, se han levantado 10 916 actos de inicio por mal uso de la mascarilla.
El movimiento de La J no se replica en otros espacios del sur, como la Ajaví y la Michelena, donde si bien el grueso de los locales abre, la clientela no abunda. En el primer espacio, la mayor oferta está entre las avenidas Cardenal de la Torre y Mariscal Sucre.
De igual forma, la afluencia es baja en zonas como La Mariscal. En la Plaza Foch, si bien ya hay quienes se unen a la diversión nocturna, no es una constante. En los locales se han encargado de colocar señalización y separar las mesas.
En una cafetería de la zona, en caso de ocupar un espacio y superar las personas indicadas en la señalización, los asistentes deben firmar un documento de responsabilidad.
Hacia el norte, en la av. Real Audiencia, a las 20:00 del sábado, el movimiento no es intenso, como sí ha ocurrido en viernes y sábados pasados.
En la av. Real Audiencia, en el norte, el movimiento nocturno del sábado fue menor que en anteriores fines de semana. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
De eso da cuenta Paúl Robles, quien trabaja en el sector desde hace un mes. Cuenta que hay movimiento de autos y clientes esperando afuera de los locales donde venden comida.
Hay variedad de opciones para los comensales. Al igual que en el sur, unos ofrecen la opción de ingresar y otros la entregan desde un mostrador.
La expectativa por la concurrencia hace que cuidadores de carros esperen, usando un chaleco, en el parterre de la avenida. En el sector se suma una imagen: cuatro hombres reunidos en la acera, consumiendo cerveza fuera de una peluquería. La AMC detalla que en esta emergencia se han levantado 591 actos de inicio a libadores en la capital.
Desde la Intendencia de Pichincha, a la par, se da cuenta de 10 780 litros de licor artesanal decomisado, desde el 12 de marzo hasta el 5 de noviembre.
Desde el 18 de marzo desarrollaron 6 585 operativos de control. Estos dejaron 225 establecimientos clausurados, entre restaurantes, bares, billares, licorerías, tiendas, clubes nocturnos, etc.
César Díaz, secretario de Seguridad, detalla dos alertas en la ciudad: irrespeto al aforo en locales (está permitido el 50%) y sitios que cambiaron su Licencia Única de Actividades Económicas para vender comida. También han identificado lugares que venden licor. Aunque destaca que hay quienes se esfuerzan por cumplir las normas, el irrespeto al aforo es una constante, advierte.