Redacción Quito
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El movimiento en las calles aledañas al estadio Olímpico Atahualpa, en el norte, fue intenso durante el fin de semana. Decenas de carros se estacionaron en las calles José Correa, Manuel María Sánchez y Sebastián Quintero. El sábado y domingo, la actividad futbolística reactivó el movimiento comercial del sector El Batán.
Braulio Livisaca, cuidador de vehículos en las vías, contó que en la cuadra que vigiló ayer se estacionaron 30 vehículos -aproximadamente-. “Extrañé este ingreso durante dos meses. Gano unos USD 40. Cuando hay fútbol la actividad es intensa”.
Jaime Cuenca, propietario de un local de víveres , también tuvo una jornada intensa. Ayer, a las 11:28, vendió galletas, pan, colas… Los hinchas que ingresaban al estadio compraban al apuro. El propietario del local, sin cuantificar, aseguró que un fin de semana sin fútbol pierde dinero. Él prefiere cerrar su tienda.
Cuenca explicó que el sábado hubo problemas por la lluvia y por la falta de agua en la zona. “La gente compró bastante agua. Hubo personas que pidieron baños con urgencia. En el interior del estadio no hubo agua y las vendedoras de comida compraron botellones grandes”.
Ayer fue un día diferente al sábado. La mañana calurosa obligó a que los asistentes al estadio usaran gorras, ropa ligera y se refrescaran con botellas de agua. Desde muy temprano hubo congestión vehicular en las calles aledañas.
En los buses urbanos se pudo observar el desplazamiento de hinchas con las camisetas de sus equipos. “En mi familia cambia la agenda del fin de semana cuando hay fútbol. Vamos al estadio, comemos en algún centro comercial y la jornada se acaba con actividades en La Carolina”, dijo José Rosero, un docente colegial que habita en Carcelén.
El sábado también hubo mucho movimiento en Sangolquí. Sin embargo, la fiesta que se vivió en las calles de la ciudad tuvo problemas por la lluvia. Durante todo el día no paró el aguacero.
Eso no impidió que Diego Salazar instalara su puesto de comida rápida, a una cuadra del ingreso al estadio Rumiñahui.
En la puerta ubicada en la calle Espejo se instalaron cuatro carpas. En estos locales se vendió guatita, tortillas, hornado, colas, cervezas… Una imagen parecida se presentó en la calle Carlos Larco. Ahí las carpas se instalaron sobre las veredas.
En las partes altas aledañas al estadio también se ubicaron los hinchas para ver el fútbol. Édison Alanuca, de 30 años, miró el partido de fútbol desde el ingreso al complejo deportivo del Municipio de Sangolquí. A Alanuca no le importó el frío. “Soy hincha del Independiente del Valle desde hace cuatro años”.
Las tiendas y restaurantes más cercanos se llenaron de gente. En estos lugares se observó el partido por televisión.