Redacción Negocios
Con una amplia sonrisa, Alina Ortega acudió al Banco de Préstamos en liquidación, en Quito, a pagar una deuda de hace 10 años.
Pero tan pronto se sentó en una sala de espera color vino, su alegría se extinguió, el lunes pasado. El personal del banco le explicó que el plazo para cancelar las deudas sin intereses terminó el 31 de agosto. “No hay más plazos”, le repitieron una y otra vez.
Desde el 1 de septiembre acuden o llaman a las oficinas de los bancos en liquidación los deudores interesados en pagar. Pero la decisión de la Junta Bancaria es definitiva:
“…de no acogerse a este mecanismo extraordinario de negociación o rebaja de deudas malas o dudosas, el cobro de las deudas será ejecutado por la vía coactiva. Se iniciarán inmediatamente las declaraciones de insolvencia o quiebra y mantendrán la calificación de riesgo en la categoría E”.
De acuerdo con las cifras que maneja la Superintendencia de Bancos, 36 862 personas no vinculadas con los 33 bancos en liquidación tenían obligaciones de crédito pendientes. Y de estas, apenas 700 se acogieron a este mecanismo con un pago de USD 11,3 millones. La deuda total de este grupo de deudores es de USD 832 millones.