Protesta de los moradores de la parroquia Alluriquín, en Santo Domingo. Foto: EL COMERCIO
Con carteles y consignas salieron a las calles, este 24 de mayo de 2016, los pobladores de la parroquia Alluriquín, ubicada en el kilómetro 79 de la vía Alóag – Santo Domingo.
Eso ocasionó que esa arteria vial se inhabilitara por alrededor de dos horas (15:00 a 17:00). En unos tres kilómetros, desde El Paraíso hasta Alluriquín, esperaron los vehículos, que viajaban a esa hora por la vía que une a la Sierra con la Costa.
El motivo de la paralización es que los pobladores no quieren que haya demoliciones sin que antes se socialice un proyecto de reconstrucción o reubicación de los inmuebles. Entre las entidades públicas que se afectaron está el coliseo, la Junta Parroquial, la iglesia y una guardería.
Ese poblado fue afectado por el desbordamiento del río Damas, el pasado 26 de abril. La fuerza del afluente destruyó 11 casas y 50 más se afectaron. Por eso, el Comité de Operaciones de Emergencia Provincial la declaró en emergencia.
Una de las alternativas del Municipio es que los pobladores deben ser reubicados. Pero los moradores no están de acuerdo y por eso durante este mes se han reunido para planificar actividades en las que las autoridades escuchen sus propuestas.
Ellos aseguran que el Municipio en varias oportunidades les han explicado que la mejor opción es la reubicación, pero aún no se tiene el proyecto para hacerlo. “Necesitamos que nos digan que se nos reubicará, pero con un proyecto que nos beneficie. Queremos que se piense que somos personas y no objetos”, aseguró el presidente de Junta Parroquial de Alluriquín, William Arteaga.
Según el alcalde, Víctor Manuel Quirola, se trabaja en un plan de reubicación. La primera fase ya se cumplió y se reubicaron en 13 familias en Santo Domingo.
Los moradores estarían dispuestos a reubicarse, pero en zonas seguras de la misma parroquia debido a que en el lugar tienen sus negocios y trabajos agropecuarios. “¿Si nos llevan a Santo Domingo cómo trabajamos? La mayoría somos adultos y nuestras tierras son fruto del trabajo de toda la vida. Allá no tenemos un trabajo seguro”, señaló Gladys Obando.
Según un informe del Municipio, 100 familias están ubicadas en zonas de riesgo. Por eso una de las determinaciones es negar la construcción o reconstrucción en esas zonas.
Pero Arteaga propuso a las autoridades locales que se reubiquen las casas que se destruyeron en su totalidad, pero en la misma parroquia. Además, que se ejecute un plan de reactivación comercial y económica.
Otra de las propuestas es que en la zona se realicen obras de mitigación para que el invierno no golpee tan fuerte a la parroquia. “Si se dragan periódicamente los ríos, estos tendrán mayor profundidad y así será difícil que se desborde”.
Pero según la Prefectura de Santo Domingo, para hacer ese tipo de trabajos la Secretaría de Gestión de Riesgos deberá emitir un aval y hasta el momento no se lo tiene.