Miles de personas llenaron las calles aledañas al parque BIcentenario, después de la misa papal. Foto: El Comercio
Unos minutos antes de que terminara la misa campal en el Parque Bicentenario, este martes 7 de julio del 2015, los fieles empezaron a abandonar el lugar. Aproximadamente a las 12:00,las calles que bordean la cabecera norte del exaeropuerto, se llenaron de gente. Ríos de personas caminaban despacio, con cruces y pósters del papa Francisco en sus manos.
Los comerciantes ubicados en la avenida De la Prensa y del Maestro, tuvieron un alza en sus ventas a esa hora, ya que muchas de las personas que abandonaron el parque, habían permanecido allí por más de 12 horas y buscaban alimento para saciar su hambre. En 20 minutos Florencia Araujo, de 26 años, vendió 50 empanadas. Más de lo que vendió las últimas 24 horas.
Personal de la Agencia Metropolitana de Tránsito y de la Policía Nacional permaneció en las calles para mantener el orden.
La gente acaparó los ocho carriles de la Prensa (incluida la vía exclusiva del metro) y de dividió en dos tramos: unos continuaron por esa arteria y otros se desviaron por la Diego Vásquez de Cepeda. A la altura de la Sabanilla, cerca de 10 unidades azules esperaban para hacer el recorrido hacia sectores como San Antonio, Pomasqui, Rumicucho, La Roldós, La Pisulí y más zonas del norte.
Algunas personas se quejaron por el cobro del pasaje y la entrega del tiquete y los cobradores explicaron que el transporte gratuito era el del Municipio, que estaban ubicados en La Delicia.
Por más de una hora, las calles continuaban peatonizadas. Algunos fieles incluso cantaban tonadas religiosas mientras se desplazaban.
Los comentarios sobre el mensaje de Francisco se repetían entre la multitud. Hablaban sobre el perdón, sobre el amor, sobre el buen trato. Tampoco faltaron los comentarios políticos entre los asistentes que apoyaban a determinadas autoridades.
El cansancio entre la gente fue evidente.
Albertina Merizalde vive en Ponceano y contó que debió abandonar el parque Bicentenario por la puerta sur. Luego la encaminaron casi hasta el labrador y debió caminar una cuadra más al occidente de la Prensa para luego de dos cuadras más bajar a la principal y poder caminar hasta su casa. Tardó 40 minutos en llegar. Reconoce que hubo organización por parte de las autoridades pero pide mayores facilidades para la movilidad en ocasiones futuras.
Hubo quejas además, pues en el sector de Cotocollao, las personas se aglomeraron a la espera de una unidad de transporte. Los buses que pasaban abrían sus puertas, pero al estar tan llenos nadie podría ingresar. Las personas que viajaban en el interior de las unidades pedían a los conductores que avancen porque estaban demasiado llenos.
A las 13:30 empezó a llover y los fieles debieron correr para buscar refugio en los locales comerciales, en los garajes y bajo las carpas de las ventas ambulantes.