La Planta de Beneficio permitirá extraer el cobre de las rocas. El proyecto tiene una capacidad de producción de 20 millones de toneladas al año. Foto: Vicente Costales/El Comercio
Decenas de trabajadores ecuatorianos y chinos, ataviados con uniformes azules y cascos blancos, caminan por la estructura metálica que es el corazón de Mirador, el primer proyecto cuprífero a cielo abierto y a gran escala que se realiza en Ecuador.
Es la Planta de Beneficio, un edificio de tres pisos que albergará molinos de entre 7 y 10 metros de altura, que mediante procesos de flotación y molienda permitirán extraer de las rocas el cobre que la compañía china Ecuacorriente (Ecsa) descubrió hace 18 años en el cantón amazónico Tundayme, en Zamora Chinchipe.
La mina todavía se está construyendo y no hay acceso a la prensa para conocer esa área. Construirla costará en total USD 1 439 millones.
La empresa tenía previsto empezar pruebas de extracción en el 2019, pero el cronograma está retrasado y los montos de inversión planificados para este año se reducirán.
Esto se debe a que en marzo pasado el Ministerio de Ambiente (MAE) suspendió un 40% las actividades en el proyecto por encontrar 31 incumplimientos ambientales.
Este año, Ecsa esperaba alcanzar los USD 1 115 millones de inversión, pero debido a la paralización el monto se reducirá en USD 83 millones. El presidente de Ecsa, Hu Jiandong, añade además que mientras no exista la certeza de una fecha para reanudar actividades al 100%, la empresa mantendrá en espera la inversión en otro yacimiento, para el que también tienen concesión: Mirador Norte.
Por esta para pagarán USD 16 millones menos de impuestos este año, explica Ge Shifeng, vicepresidente de la firma. Según el MAE, la obra podría volver a operar al 100% en diciembre próximo.
Jorge Jurado, subsecretario de Calidad Ambiental del Ministerio, cuenta que en el plan de remediación, presentado por Ecsa y aprobado en mayo por el MAE, se detalla que en diciembre se terminarán de corregir las 31 observaciones, y solo entonces se permitirá que la obra se reactive totalmente.
Hasta el 6 de junio, de acuerdo con la última inspección, se habían subsanado 18 puntos.
Entre los incumplimientos pendientes de remediar están la revegetación de taludes, el transporte de material sin cubierta de protección, el incorrecto almacenamiento de combustibles, el mantenimiento de maquinaria en sitios no autorizados y la rehabilitación y revegetación en áreas afectadas.“Ellos se ponen los plazos para subsanar los problemas, eso no depende de nosotros”, dice Jurado.
Una de las áreas suspendidas es la construcción de la relavera Tundayme, una piscina que sirve para almacenar el sedimento que queda luego de extraer el mineral.
Marisela Argudo, coordinadora del área medioambiental de Ecsa, explica que la observación del MAE es que no cuentan con los diseños aprobados para esta construcción. Pero ella sostiene que comenzaron la obra porque recibieron aprobación de la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom).
La otra relavera, llamada Quimi, terminará de construirse a finales de este año. Tractores y maquinaria pesada remueven la tierra para edificar las paredes de esta piscina que está frente al río que lleva el mismo nombre.
Quimi va a satisfacer las necesidades del proceso de producción de prueba. “Si hasta ese momento no se puede usar la relavera Tundayme tendremos problemas en la producción real”, dice Shen Quiong, vicepresidente de Ecsa, a cargo de temas de ambiente.
Quiong reconoce que cuando comenzaron los trabajos, en el 2016, tuvieron problemas de manejo ambiental porque no hicieron un adecuado control de las operaciones de 30 contratistas y subcontratistas que intervienen en la concesión.
Aunque presentaron el plan de remediación, no comparte varios criterios del MAE. Quiong cita la observación a la construcción de escombreras. “Nos pidieron un diseño de escombreras, y lo presentamos al MAE, pero después dijeron que se necesita una modificación. Creemos que el diseño está dentro de lo que dice la licencia”.
El presidente de Ecsa espera que funcionarios de alto nivel visiten el proyecto para explicarles “que no es un caos como lo hacen ver desde afuera”. Los directivos de la firma china destacan lo levantado desde el 2015, sobre todo de la Planta, pero además del campamento en el que viven 440 empleados.
Es un área con aire de complejo turístico de grandes proporciones. Hay canchas de fútbol y de básquet, palmeras, calles asfaltadas, luminarias, villas con televisiones, wifi y agua caliente.
Durante 30 años, Ecsa permanecerá en esta área cerca a la Cordillera del Cóndor, que forma parte de las 2 985 hectáreas que el Gobierno les dio en concesión minera.