La quema de 10 hectáreas en Guayabillas (Ibarra) es visible. Empezó la restauración. Foto: José Luis Rosales/ EL COMERCIO
José Luis Rosales y Washington Benalcázar (I)
Con la llegada de las primeras lluvias invernales se inició este mes la reforestación de las áreas destruidas a causa de los incendios forestales.
Imbabura es la segunda provincia con más incendios este año -1 046,01 hectáreas quemadas-. Primero está Pichincha (1 494), según el Ministerio del Ambiente.
Ibarra fue el cantón más afectado entre los seis de la provincia. Uno de los daños más notorios fue el incendio que afectó a 10 de las 56 hectáreas del Bosque Protector de Guayabillas, en el suroriente de la urbe.
Aún está acumulada una capa de ceniza sobre el piso. Este pulmón de la ciudad se recupera con el apoyo de 500 estudiantes secundarios y el Municipio, indica Diego Villalba, director de Ambiente del Cabildo ibarreño.
El último sábado fue el turno de 120 estudiantes del Colegio San Francisco. Marcela Moreno, docente del plantel, explica que el trabajo en favor comunitario es de 08:00 a 12:00. Entre los árboles calcinados de eucalipto se resaltaban las camisetas blancas de los chicos que recogían los troncos y piedras para la futura siembra, que está prevista iniciar en diciembre próximo.
En Cotacachi, la reforestación se realiza cada fin de semana. El sábado último, 500 integrantes de las comunidades indígenas se concentraron en los entornos de las fuentes de agua de Yanayacu y La Marqueza. Juan Guitarra, vecino de la comuna El Batán, explica que se aprovecha la tierra húmeda de la mañana para sembrar las plantas nativas. Por ejemplo, especies de pumamaquis, laurel y acacia.
Los campesinos llegan cargados de palas y azadones. Las mingas se efectúan en jornada única de 08:00 a 14:00, los sábados y domingos; el resto de la semana se dedican a las labores agrícolas cotidianas.
Según Alfonso Morales, presidente de la Unión de Organizaciones Campesinas e Indígenas de Cotacachi (Unorcac), la siembra de las plántulas se concentra entorno a las vertientes. “La idea es que no se seque el líquido vital. El ojo de agua de Yanayacu garantiza 50 litros por segundo para riego y ocho para consumo humano”.
Una tarea parecida se desarrolla en los cantones vecinos de Otavalo e Ibarra.
La recuperación de los bosques que quedaron reducidas a cenizas son prioridad dentro del Programa Nacional de Restauración que se desarrolla a escala nacional. Así lo asegura Segundo Fuentes, director provincial del Ambiente. También, comenta que este año se aspira a plantar 100 000 hectáreas. De ellas 11 000 están en Imbabura.
Según los técnicos se reforesta en las parroquias San Pablo, San Rafael de la Laguna, González Suárez, del cantón Otavalo. Paralelamente se trabaja en Imantag, Peñaherrera y García Moreno, del cantón Cotacachi. En Lita, de Ibarra; y Pablo Arenas, Urcuquí.
Según los funcionarios se han escogido los lugares a partir de solicitudes de los líderes parroquiales y comunitarios. La Unorcac recibió 40 000 plantas que permanecen en el vivero de la institución, listas para echar raíces.
La reforestación debe ser técnica
Ing. Carlos Arcos
Catedrático de la Universidad Técnica del Norte, Ibarra.
El Programa Nacional de Restauración no solo contempla la reforestación. También, incluye el manejo de las áreas afectadas por los últimos incendios forestales y por el mal uso del bosque. En cada localidad deberían desarrollarse proyectos de forestación y reforestación, mediante parámetros técnicos, que determinen el tipo de cobertura vegetal que se requieren.
En el caso de terrenos muy inclinados como en el Bosque Protector de Guayabillas, en Ibarra, considero que se debe mantener el eucalipto por ser de más rápido crecimiento en relación a las especies nativas. Las otras como el cedro, aliso, yagual, quishuar entre otros, son ideales para zonas bajas, en donde no hay la amenaza de la erosión. Hay que coordinar con los ministerios del Ambiente, que maneja especies protectivas, y de Agricultura, las forestales productivas.