Redacción Manta
Los graderíos del estadio Jocay en Manta se llenaron hoy desde las primeras horas de la mañana. Delegaciones de estudiantes, maestros, grupos de danza, cantantes y zanqueros arribaron procedentes de 18 provincias del país.
A ellos se sumaron educandos y profesores de Manabí. Los bailes folclóricos representativos de cada provincia encendieron la fiesta. El grupo de danza del colegio 19 de Mayo de Cotopaxi, deleitó a los asistentes con su representación de la vida del indígena en la serranía del país. No pudo faltar el baile que representa la identidad del Guayas. Estudiantes del colegio Técnico Guayaquil llegaron con su folclor.
El colorido era total. En ese marco, el ministro de Educación, Raúl Vallejo, dijo que 160 000 estudiantes se convirtieron en alfabetizadores en todo el país. Asumieron el reto, los jóvenes sabían como hacerlo, allí está el resultado, indicó. “Un país casi libre de analfabetismo, aún nos quedan ciertos rezagos, son pocos pero vamos adelante”.
Vallejo dijo que Ecuador, en esta oportunidad, le cuenta al mundo que el porcentaje de analfabetismo se redujo del 9 al 2,7 por ciento. “Ahora, se viene la pos alfabetización. Para ello el compromiso, hasta el 2012 es que las 492 987 personas que fueron alfabetizadas puedan seguir con sus estudios hasta llegar al décimo de básica”.
La realidad de Manabí es alentadora. Marlene Jaramillo, directora Provincial de Educación, afirma que del 12,5 por ciento se redujo al 3,25% el nivel de analfabetismo.
En la provincia participaron 15 000 educandos. Trabajaron los de segundo bachillerato 120 horas y los de tercer bachillerato 80 horas. Para reforzar el proceso se contrato maestros, ellos recibieron USD 150 mensuales por un trabajo por 150 días de labores, comentó Jaramillo.
Hay iniciativas prometedoras, una de ellas se focaliza en la comunidad rural de Santo Domingo de los Tsáchilas. Francisco Calasacón, miembro de esa etnia, dijo que los 30 alfabetizadores de la comunidad tienen un reto singular. “En mi zona se crearon centros para el trabajo de alfabetización. Sin embargo, solo 500 personas acudieron a clases. Ahora nos hemos propuesto que los nuevos alfabetizadores tendrán que ir a los domicilios y si es necesario dar clases a los analfabetos que aún no se han involucrado en el proceso”.
Juan Marcillo, un alfabetizador de Cotopaxi, está convencido que el trabajo fue arduo. “Mis alumnos fueron personas de entre 30 y 35 años, fue duro al principio. Se les enseñó a escribir, leer, sumar y restar, ahora están listos para seguir el proceso de aprendizaje, los cinco estudiantes que estuvieron a mi cargo quieren seguir con los siguientes procesos”.