Los ministros de Defensa y del Interior (segundo y tercero a la der.) en Sucumbíos. Foto: Ministerio del Interior
En las pequeñas poblaciones fronterizas de Sucumbíos la gente evita hablar de la droga y de los disidentes de las FARC.
Los militares que patrullan la zona preguntan si han visto a los sospechosos, pero los habitantes solo mueven la cabeza de un lado al otro y luego se van.
Otros, en cambio, prefieren entrar a sus casas de madera y desde las ventanas observar el paso de los soldados.
Esa actitud generó sospechas y desde enero grupos de Inteligencia se infiltraron en más pueblos de Sucumbíos.
Los uniformados hablaron ayer (viernes 1 de junio del 2018) con este Diario, contaron estos detalles y dijeron haber descubierto que los pobladores son amenazados y extorsionados por narcotraficantes.
Las operaciones de estos grupos ilegales se han incrementado en esa zona a raíz de los ataques terroristas en la frontera de Esmeraldas, dicen altos oficiales del Ejército.
Según los militares, el fuerte resguardo policial que existe en San Lorenzo generó alertas en Sucumbíos, pues las mafias colombianas se organizaron para montar un corredor alterno y sacar la droga que tienen en Nariño y en Putumayo.
Desde enero hasta el 22 de mayo, en Sucumbíos se han incautado 696,2 kilos de droga, mientras que en el mismo período del 2017 hubo menos decomiso: 482,7 kilos.
Antinarcóticos detalla que los principales destinos de esos cargamentos son EE.UU., España, Austria, Bélgica México, Chile y Perú. Por eso, las autoridades han aumentado el personal en las unidades militares. Lo mismo ha pasado con los controles fluviales y en carreteras. Para cumplir estas tareas, actualmente se adquiere armamento y equipos.
Ahora, los patrullajes son diarios, pues solo en la frontera por el lado de Sucumbíos existen unas 20 poblaciones limítrofes que están asentadas sobre los ríos San Miguel y Putumayo. En la mayoría no hay retenes policiales ni tampoco servicios básicos como alcantarillado, agua potable, teléfono, transporte público o centros médicos.
Los ministros de Defensa, Oswaldo Jarrín, y del Interior, Mauro Toscanini, recorrieron ayer la zona fronteriza para auscultar las necesidades de los pobladores. La idea es que Sucumbíos sea parte de la política de Defensa y Seguridad de la Frontera Norte, para implementar proyectos de desarrollo social y productivo.
Ambos funcionarios llegaron a Puerto El Carmen, una población fronteriza que durante el 2016 fue blanco de atentados con explosivos por parte de disidentes.
Allí hablaron con las autoridades y luego visitaron el Puerto de Capitanía. Además, estuvieron en Lago Agrio y en el puente binacional San Miguel. En ese lugar indicaron que los índices delictivos de la provincia se han reducido, en especial, en delitos relacionados con el robo de embarcaciones, homicidios, femicidios y robos de motocicletas.
También detallaron que Colombia continúa cooperando con información para identificar a los miembros de las organizaciones criminales.
Precisamente con esa información han detectado que las mafias usan Sucumbíos para pasar los precursores químicos hacia el Putumayo.
En este año han descubierto al menos cuatro envíos de gasolina blanca, que es usada para procesar cocaína.
Los soldados rastrean si los insumos también se están enviando a Nariño, pues el control que existe en San Lorenzo ha bloqueado los pasos por donde las redes se abastecían.
En Nariño existen grandes laboratorios de procesamiento y de cristalización de cocaína. Ayer 1 de junio, precisamente, las autoridades colombianas informaron el hallazgo de dos de esos laboratorios. Según información oficial, esas estructuras pertenecían al grupo armado Óliver Sinisterra y en el interior existían más de 1 195 galones de gasolina preparada, 40 galones de acetona, 37 de ácido clorhídrico y 75 kilos de cloruro de calcio.
Otra problemática que se investiga en Sucumbíos es el lavado de activos, pues los investigadores han detectado que los miembros de las organizaciones delictivas tienen bienes en esa provincia. Los militares han hecho un mapeo de la zona para indagar la injerencia de los carteles mexicanos, pero aún no hay pistas.