La angustia de la migración y la lucha por evitar la deportación

La coalición de migrantes de Nueva York da asesoría para evitar la deportación de niños. Foto: Stan Honda / AFP

La coalición de migrantes de Nueva York da asesoría para evitar la deportación de niños. Foto: Stan Honda / AFP

Miembros de la Coalición por la Inmigración en Nueva York organizan continuas protestas en contra de la política de deportaciones y para pedir que se haga realidad una reforma migratoria. Foto: Stan Honda / AFP

Evelin escuchó hablar de asistencia legal gratuita y confiable y se acercó desde el Bronx a Manhattan este fin de semana para saber cómo puede hacer para evitar la deportación de sus dos hijas, que acaban de llegar a Estados Unidos desde América Central como miles de menores indocumentados.

“Tengo dos niñas, de 18 y 15 años, que han llegado con sus hijos. A una me la mandaron a casa hace dos días con una citación judicial para el 4 de agosto. La otra sigue en Texas”, cuenta esta hondureña de unos 35 años, indocumentada en Estados Unidos ella misma y que por eso no quiere revelar mucha información.

"Me enteré por una amiga de la posibilidad de tener asistencia legal segura aquí y por eso vine. Esto es lo que estamos necesitando. Muchos chicos se están escondiendo porque ahí afuera hay mucho engaño", explica Evelin, una morena de sonrisa afable que partió de su país poco después del nacimiento de su segunda hija.

Organizada sábado y domingo en unas oficinas en el sur de Manhattan por la Coalición de Nueva York para la Inmigración y el Grupo de Asistencia Legal de Nueva York, la ‘Feria para jóvenes inmigrantes’ ofreció gratis consultas legales, informaciones sobre trabajos, inscripción escolar, seguro de salud y clases de inglés.

En dos días se acercaron 200 personas, entre ellos 100 menores llegados ilegalmente a Estados Unidos sin compañía de adultos, indicó Camille Mackler, directora de Iniciativas Legales de la Coalición de Nueva York para la Inmigración, que trabajó con varios socios, entre ellos agencias gubernamentales locales.

"La mayoría eran chicos de entre 13 y 18 años, pero también tuvimos una decena de niños de 12 años o menos", precisó la responsable, agregando que Honduras era el principal país de origen.

Desde octubre más de 57 000 niños, en su inmensa mayoría centroamericanos, cruzaron ilegalmente a Estados Unidos sin compañía de adultos, lo que ha desbordado a las autoridades y colocado al presidente Barack Obama en una posición delicada frente a un tema políticamente sensible.

El viernes, tras recibir en la Casa Blanca a sus homólogos de Honduras, El Salvador y Guatemala, Obama advirtió contra la falsa esperanza de que esos niños se queden en el país.

Sorpresa y escepticismo

En Nueva York, la alcaldía y organizaciones civiles anunciaron la puesta en marcha de un trabajo coordinado para responder la llegada al estado de unos  3 000 niños inmigrantes procedentes de América Central, a los que se sumarían otros 7 000 en los meses venideros.

Estos menores huyen de las pandillas y la violencia, la falta de oportunidades económicas o buscando reunirse con sus familiares en Estados Unidos, muchos también a su vez indocumentados.

En el caso de las hijas de Evelin, se juntan las tres razones, ya que la más pequeña de ellas quedó embarazada tras un abuso y ambas tienen historias de violencia.

“Han pasado muchas cosas terribles allá de donde yo vengo. Viajaron juntas, no puedo decir nada sobre la travesía. Al llegar las separaron. Con la que está en Texas no me dejan hablar”, explica Evelin con angustia.

Según los expertos legales, muchos de estos menores pueden optar al asilo o algún tipo de protección del parte del gobierno de Estados Unidos.

Para muchos menores y sus familiares, la noticia de que tienen herramientas legales para resistir la deportación es recibida con una "mezcla de sorpresa y escepticismo", como explica el abogado Samuel Palmer-Simon de la unidad de protección de inmigrantes del Grupo de Asistencia Legal de Nueva York.

"Las personas no tienen certezas sobre su situación y tienen miedo de que no vaya a funcionar con ellas", dice Palmer-Simon, presente en el evento.

A su lado, su jefa Irina Matiychenko indica que acaban de tomar el caso de un chico hondureño que se vio obligado a ser sacado del país tras ver cómo mataban a su tío delante suyo.

Matiychenko, ella misma una asilada rusa en su momento, asegura que Estados Unidos “debe responder a esta crisis” y no puede contentarse con devolver a los menores. "Serán víctimas de la violencia o serán asesinados", advierte.

Suplementos digitales