María es la madre de uno de los ecuatorianos que resultó herido en Honduras. Foto: EL COMERCIO
Quiso viajar a Estados Unidos y vendió el único terreno que tenía y la camioneta que utilizaba para hacer fletes. Por esos dos bienes, a Ramiro le pagaron USD 9 000, pero todo el dinero entregó a un coyote que le ofreció llevarlo a Estados Unidos, pese a que no tenía los papeles en regla.
Pero a más de dar esos USD 9 000 se quedó endeudado en otros USD 5 000, pues toda la travesía irregular costaba
USD 14 000. El viaje comenzó en agosto, pero no finalizó, porque fue abandonado en Centroamérica y regresó a su natal Azogues, en Cañar. Pero prefirió no denunciar a quien únicamente llamaba Don Marcelo. No lo hizo, porque tenía la esperanza de recuperar el dinero pagado, pero no lo logró.
En las Fiscalías de Azuay y Cañar, las quejas en contra de los coyotes cada vez son menos. En el 2014 hubo 65 casos, pero el año pasado sumaron 45.
Los investigadores atribuyen estas cifras bajas a que “no todos los afectados colaboran en las investigaciones”. Pero, además, las víctimas son intimidadas por los coyotes y temen represalias directas.
Es más, el fiscal de Cañar, Romeo Gárate, advierte que por esos temores hasta ayer ninguno de los parientes de los 17 ecuatorianos accidentados en Honduras denunciaba.
Ocho de ellos aún están desaparecidos y desde el día del siniestro en la carretera son buscados por las autoridades.
El caso ya fue remitido a las autoridades de justicia para que realicen las investigaciones. El subsecretario de la Comunidad Ecuatoriana Migrante, Humberto Cordero, no descarta que en esto estén involucradas bandas dedicadas al tráfico ilegal de personas.
Con estos mismos antecedentes se indagó el caso de Ramiro y el 24 de febrero pasado los agentes detuvieron a quien le ofreció llevar de forma irregular a los Estados Unidos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores alertó a la Fiscalía sobre el sospechoso. Pero la Fiscalía también había recibido denuncias de familiares de los supuestos perjudicados.
Tres meses tomó la investigación y fueron detenidos Miguel y Patricia. Los agentes revelaron que el primero escondía su identidad y se hacía llamar Marcelo Romero. Por eso tomó tiempo su búsqueda.
Dentro de todas las pesquisas también allanaron oficinas y detuvieron a un hombre de 62 años y a una mujer de 41.
Allí obtuvieron información para llegar al segundo operativo contra el tráfico de migrantes. Los dos casos se encuentran en instrucción fiscal.
“Me quedé sin plata y sin mi carro que era el sustento de mi familia”, dice Ramiro. Su caso comenzó en julio cuando decidió viajar en busca de trabajo.
Las primeras investigaciones dicen que quienes lo llevaron formarían parte de un grupo delictivo que operaba con coyotes en Centroamérica.
En contexto
En las indagaciones, los agentes descubren que los viajes irregulares se pactan por USD 12 000 y 15 000. Además, que una de las rutas más usadas son las que comienzan en el Austro, pasan por Quito y Colombia, llegan a Centroamérica y de ahí a Estados Unidos.