Redacción Guayaquil
Entre risas cuenta que en el primer partido que pitó sacó tarjetas “como loco”. Era en la liga Obrero Independiente, de Quito. Expulsó a cinco jugadores y sacó ocho tarjetas amarillas…
Mi nombre es
Alfredo Stalin Intriago Burgos, nací el 4 de diciembre de 1970. Tengo 15 años en el arbitraje. Jugué fútbol desde joven, pero mi carrera se frustó. Mis padres querían que sea odontólogo. Juan Araujo y Antonio Jarrín me convencieron de que escoja esta carrera.
me gusta defender a la clase arbitral. Soy presidente de la Federación Nacional de Árbitros. Me he preparado, psicológica y físicamente, para estar concentrado los 90 minutos.
Esa época fue cuando vio que ya no podía ser futbolista ni odontólogo. Tuvo la intención, pero no pudo seguir la tradición familiar de ‘curar muelitas’. Aunque tardó en decidirse por el arbitraje, pues le habían contado que en las ligas barriales la hinchada incluso arrastraba a los hombres de pito.
No le pasó eso, pero su madre Fanny Burgos sí estuvo en boca de todos, cuando la ‘recordaban’ en la cancha. Y la sigue recordando, pues en los blogs de las barras bravas, Alfredo Intriago no es santo de la devoción de los hinchas.
¿En ese partido de la liga barrial fue la primera vez que insultaron a su madre?
Sí, porque ese fue el primer partido que pitaba en el inicio de mi carrera profesional.
¿Qué siente el árbitro cuándo escucha esos insultos?
Al principio se siente coraje, uno quiere salirse de la cancha, buscar al tipo y golpearlo. Pero uno madura. En el primer curso para arbitraje nos dijeron a qué íbamos a estar expuestos y que teníamos que asimilarlo psicológicamente. Las personas que van a ver un partido de fútbol se desestresan.
Entonces, ¿insultar a la madre del árbitro es una especie de terapia del hincha?
Es una distracción ir a un partido de fútbol, gritar un gol, insultar al árbitro sirve como desfogue emocional, una terapia. Aunque en ocasiones unos pierden el control y agreden a los árbitros.
¿Qué hace cuando un jugador insulta a su madre?
Hago lo que el reglamento me indica; entre las siete causales para expulsar, una es el insulto.
En el pasillo del consultorio odontológico de su padre, en el sur de Guayaquil, se siente libre para hablar del arbitraje. En la mañana de la entrevista aún está sudado por su entrenamiento matinal para mantenerse en forma.
¿Cómo se siente su mamá al estar en la boca del hincha?
Al principio mi mamá lo tomó mal. Mi carrera nunca le gustó, no la quiso apoyar, pero respetó mi decisión al igual que mi padre.
¿Ella va a los estadios?
Nunca me ha visto pitar en directo, solo a través de la TV; primero no le gusta el fútbol, y segundo porque ha escuchado todo lo que se dice de los árbitros. Además, para ella es bochornoso todo lo que insultan y las agresiones.
¿Pero le preocupa que sea agredido algún rato?
Ha pasado sustos porque en dos ocasiones peligró mi vida. En Riobamba recibí un corte acá (y muestra el cuello). En Azogues nos tuvieron encerrados en un camerino y lastimaron a Joselito Romero, quien ya se retiró el fútbol.
Pero por muy tarjetero también le dicen hijo de p…
A mí me han dicho de todo. Tengo sobrenombres por parte de cierta prensa, como ‘tarjetita Intriago’, ‘figurita’ y otros.
¿Qué profesión quería su mamá para usted?
Odontólogo, como mi papá; mi hermano es odontólogo. Estaba estudiando eso, pero el fútbol me arrastró a la cancha como árbitro.
Y, ¿el árbitro celebra el Día de la Madre?
Eso es raro. Siempre es el segundo domingo de mayo y los partidos del campeonato se juegan ese día, por lo general. Por eso las mujercitas entran gratis ese día a los estadios del país. Aunque Alfredo no da serenatas a medianoche, sí entona con voz ronca “todos tienen una madre, ninguna como la mía, que arde como lucecita haciéndome compañía…”.
¿Cómo celebra a su madre?
Rara vez nos ha tocado estar juntos. Porque ese día estoy en una cancha, y a veces solo es una llamada telefónica. Cuando no, compartimos un almuerzo. Pero para homenajear a la madre son todos los días. Como hijos siempre debemos estar pendientes, porque somos hombres de bien por el esfuerzo de madre y padre. Además, no hay que esperar un día especial para decirle a nuestra madre que la amamos.
Cuando los estadios están semivacíos los insultos se escuchan con más nitidez. Por eso dice a sus amigos que siempre devuelve el insulto con la frase “tu madre”. Pero eso es solo ‘un cacho’. Los 90 minutos se concentra en la cancha, aunque entre los gritos de 40 mil hinchas se escuche “hijo de p…”.