Redacción MUNDO
Cuídate porque ya tenemos la consigna y prometemos al pueblo (que) será cumplida”. Así reza la amenaza de muerte que recibió el presidente de México, Felipe Calderón, por parte del cartel de la droga de Sinaloa, uno de los más poderosos y violentos del Estado azteca.
Un problema regional
Los líderes de América del Norte refrendaron su compromiso de combatir al crimen organizado. Así lo dijo el presidente de México, Felipe Calderón, en un mensaje conjunto con su par de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper.
El Mandatario mexicano subrayó que el combate al crimen organizado requiere enfrentar “el tráfico de armas y de dinero ilícito que fluye desde el norte al sur y que nutre y fortalece a organizaciones de la delincuencia organizada”. La amenaza de muerte al Presidente es un episodio más de la narcoguerra que soporta México y de la batalla que el Gobierno Federal libra con los clanes del crimen organizado y del narcotráfico. El Ejecutivo ha desplegado 36 000 militares en todo el país desde 2006, pero las disputas entre los grupos de la delincuencia organizada dejaron unas 9 600 muertes desde 2008, según cifras oficiales .
Precisamente, el diario mexicano El Universal publicó cifras reveladoras sobre los efectos de ese conflicto. En los últimos 45 días, la guerra interna que libra el crimen organizado y el narcotráfico, así como la ofensiva instrumentada por las fuerzas federales causaron al menos 22 muertes violentas diarias en promedio, para establecer una nueva marca de 4 001 en los primeros siete meses del año, muchas de ellas, de civiles, especialmente niños y mujeres en calidad de víctimas colaterales.
El primer millar de muertos de este año se registró en 51 días, el segundo en 59, el tercero en 58 y el cuarto en solo 44 días, del 18 de junio al 31 de julio, lo que da cuenta de un acelerado incremento de la violencia en el país.
En los primeros siete meses de 2005, la cifra de muertes violentas debido a ejecuciones, enfrentamientos y ataques, fue de 810. Para 2006 pasó a 1 147; en 2007 subió a 1 588 y para 2008 llegó a 2 422, lo que significa que entre enero y julio de este año se incremento 65,19% la cifra de muertos con respecto a igual lapso de 2008.
Y en lo que va del gobierno de Calderón, entre ejecutados, muertos por enfrentamientos entre bandas rivales o de pistoleros contra las fuerzas federales, suman 12 480 (en 915 días), lo que da un promedio de al menos 13 decesos diarios.
Además, Chihuahua encabeza la lista de los estados más violentos de este año por actividades del narcotráfico y del crimen organizado, con 1 626 ejecutados, seguido de Durango con 437, Sinaloa con 411, Guerrero con 370 y Michoacán con 233.
Y en Chihuahua, Ciudad Juárez ostenta la triste marca de ser la más violenta. Allí se registraron al menos 2 800 homicidios entre 2008 y 2009, pese a la presencia de 8 500 militares enviados por el Gobierno Federal. A una de las víctimas le cercenaron la cabeza y el pene, según un reporte de la Subprocuraduría de Justicia Estatal.
Con la escalada de violencia, que se inició este año en paralelo con los operativos diseñados para contener la actividad criminal en las principales entidades consideradas como centros del tráfico o producción de estupefacientes, aumentó la crueldad con la que los carteles de la droga asesinan a sus enemigos e incluso a militares y policías federales. Así se han multiplicado los ataques directos en contra de policías, en especial a los altos mandos sin respetar a familiares, incluidas esposas e hijos.