La intensa lluvia no detuvo a quienes buscan empleo en el Metro de Quito. Dejan carpetas en Quitumbe. Foto: Betty Beltrán / EL COMERCIO
Ni la leve garúa que, a las 07:30 de este lunes 25 de enero, seguía cayendo en el sur de la urbe, frenó el arribo de cientos de personas en busca de un empleo. Algunos llegaron muy abrigados al Centro de Operaciones del Metro de Quito, ubicado en Quitumbe, en las calles Guayanay Ñan y Rumichaca.
La fila se extendía a lo largo de 200 metros de la Guayanay Ñan. Hombres y mujeres, la mayoría con paraguas para cubrirse de la lluvia, guardaban puesto para presentar su hoja de vida y conseguir una de las 20 mil plazas de trabajo directas e indirectas, que se requiere para la construcción de la fase dos del Metro en 42 meses.
Otros solo se limitaban a cubrirse la cabeza con fundas plásticas o gorras de sol. Todos llevaban gruesas chompas o abrigos, incluso impermeables.
Luis Mayorga y Marco Moreno eran los primeros en la fila. Llegaron a las 03:00; son amigos y trabajaron juntos en la Amazonía, en un proyecto petrolero. Son ingenieros mecánicos.
Como se quedaron sin empleo retornaron a la casa familiar, en la Ciudadela del Ejército y San Marcos, respectivamente. Y se pusieron a la tarea de buscar trabajo; misión imposible, ya que durante tres meses sus intentos fueron en vano. No hay puestos para estos jóvenes de 26 años, según relataron.
Detrás de ellos se encontraba Ofelia Campos, de 39 años. También madrugó, estuvo a las 03:00 en la fila; vive en el barrio El Conde y desea un trabajo de limpieza o cocina. Contó que hace un año le operaron de un tumor en la cabeza; tiene cuatro hijos menores. Y, como la mayoría de compañeros de espera, esta “angustiada por conseguir un puestito de lo que sea”.
Los primeros 20 ciudadanos, que llegaron desde la madrugada, se alistaban para dejar su hoja de vida en el Metro de Quito. Foto: Betty Beltrán / EL COMERCIO
Mientras la espera se prolongaba pues se anunció que desde las 08:00 hasta las 12:00 se empezaría a atender, los buscadores de trabajo conversaban. Lo que más se escuchaba eran preguntas y respuestas de cómo tienen que presentar sus hojas de vida. De cuántas vacantes habrá y para qué funciones.
A las 08:15, la fila había aumentado y ya daba la vuelta a la avenida Rumichaca. Alfredo Lovato, del barrio El Dorado, estaba último; “haciendo cuentas al ojo, estamos más de 1 000 personas“, comentó. Con su carpeta de plástico verde se cubría la cabeza; la hoja de vida la guardó dentro de la chompa de color café.
Este hombre de 30 años se quedo sin trabajo en diciembre; es ingeniero en administración de empresas y tiene un hijo de 5 años. Debe varios meses de arriendo.
Los puestos de comida al paso aumentaron a medida que pasan las horas. Las aguas medicinales, el seco de pollo… La demanda es baja, comentó Alicia Morales, comerciante informal. Esta en el sitio, recordó, desde las 06:00 y hasta las 08:30 solo vendió USD 10.
Las personas de la fila comenzaron a perder la paciencia: “¿A qué hora llega la gente que recoge las carpetas?”, se preguntaban una y otra vez. Y el guardia se limitó a responder: “No lo sé, esperen con paciencia”.
Cinco minutos antes de las 09:00 llegó el personal encargado del reclutamiento. Y solo a las 09:00 ingresó el primer grupo de 20 personas. En una mano llevaban sus carpetas y en la otra, el paraguas.
Tras cinco minutos, Luis Mayorga y Marco Moreno, los primeros de la fila, salieron de la oficina contenedor en donde dejaron sus hojas de vida. Dijeron que se quedaron esperanzados y estarán atentos a sus teléfonos a partir del 25 de febrero, fecha en la cual -les indicaron- les comenzará a contactar si su hoja de vida fuera seleccionada. Se marcharon con una sonrisa y la garúa, al fin, había desaparecido….
El 19 de enero comenzaron las obras de construcción de la fase dos del Metro en Quitumbe, en donde se levantarán los estacionamientos, talleres y el centro de operación.
La Empresa Metro de Quito aún no proporciona cifras oficiales de cuántas carpetas ha recibido desde la semana anterior y qué tipo de perfiles requiere.