4 retos para poner a operar el Metro de Quito por gestión propia

Como parte de las pruebas, el tren llega a la Estación El Labrador, en el norte de la capital, con energía propia. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Como parte de las pruebas, el tren llega a la Estación El Labrador, en el norte de la capital, con energía propia. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Como parte de las pruebas, el tren llega a la Estación El Labrador, en el norte de la capital, con energía propia. Foto: Archivo / EL COMERCIO

La operación del Metro de Quito estará en manos del Municipio. Así lo decidió el Directorio de la empresa la tarde del miércoles 3 de marzo del 2021, por unanimidad.

Este modelo implica que la ciudad contratará a un operador con experiencia que dé asesoría para que la empresa brinde el servicio por gestión directa.

Una vez definido el mecanismo, el primer reto es tener el financiamiento.

Poner a funcionar este sistema bajo esa modalidad le costará a Quito USD 158 millones, lo que incluye la contratación de la asistencia técnica especializada internacional, el mantenimiento y todo lo que se requiere para esa labor durante tres años y seis meses.

Andrea Flores, gerenta del Metro, explica que esos fondos se los obtendrá de cuatro fuentes. La primera es la tarifa (USD 0,45 el Metro y 0,60 el sistema integrado). Sin embargo, durante los primeros seis meses de preoperación no se contará con ese ingreso; es decir, desde julio. La segunda es todo lo relacionado con publicidad, telecomunicaciones y renta de espacios. La tercera, el aporte que haga el Municipio. Y la cuarta, el apoyo de los multilaterales.

Según Flores, el Municipio emprendió desde hace semanas la gestión de esos recursos.

Aclara que en la última mesa de seguimiento, de la cual también forma parte el Ministerio de Finanzas, se ha puesto a disposición del Metro recursos no reembolsables para contar con la asesoría suficiente para solventar las necesidades que se vienen, no solo por la contratación de quien asistirá, sino por todos los bienes y servicios que se demandan.

“La banca nos ha pedido definir las necesidades para acceder a otras líneas de financiamiento”, asegura.

Flores da cuenta de que desde enero, semanalmente, se han realizado mesas de trabajo con el acompañamiento y apoyo de la banca multilateral.

Gracias a eso -dice- un equipo de la empresa ha mantenido conversatorios con organizaciones que operan metros en otras ciudades como Buenos Aires, e incluso con quienes trabajan bajo el mismo modelo que optó Quito, como Panamá.

El segundo reto es el tiempo. Según la empresa, este modelo permitirá iniciar el funcionamiento en febrero del 2022.

El siguiente paso es trabajar en el detalle de las especificaciones técnicas del servicio tanto de la asistencia como de los bienes y servicios que se necesitan.

Se hará un estudio de mercado con posibles proveedores para contar con propuestas y llevar un proceso de selección público. Entonces se conocerá a los interesados. El objetivo es tener el asistente a finales de este semestre .

No se contratará a técnicos individuales, sino a una sola empresa internacional especializada para contar con un operador de alto nivel que asista, asesore y acompañe el proceso. Será esa empresa quien, por ejemplo, sugiera cuánto personal hay que contratar. Se prevé que la gestión directa genere 600 plazas de trabajo.

¿Cómo evitar posibles irregularidades en la contratación y la operación? Flores reconoce este tercer reto y admite que es un riesgo presente, pero señala que se cumplirá con el exhorto del Concejo y que se trabajará de la mano de Quito Honesto para garantizar un proceso con mecanismos de trasparencia. Además, habrá una veeduría ciudadana.

Para el exalcalde Augusto Barrera, el mayor problema del proyecto es la pérdida de tiempo. Califica como irresponsable que la discusión del modelo se haya hecho siete años después de iniciada la obra, cuando pudo aprovecharse ese lapso para capacitar al personal.

No critica el modelo elegido, pero asegura que es un proceso complejo que toma tiempo.

El cuarto desafío es lograr desarrollar el sistema integrado de transporte, que debería estar listo antes que el Metro. Esto incluye el sistema de recaudo, reestructuración de rutas y frecuencias, el corredor desde El Labrador hasta Calderón y mejorar los sistemas en superficie para poder nutrir de pasajeros al Metro.

Caso contrario, el Metro, por sí solo, no va a solucionar ningún problema de movilidad, sostiene Barrera.

Carlos Poveda, experto en operación, critica la demora en la elección del modelo e insiste en que la empresa Metro fue constituida como operadora. “Esta administración perdió 18 meses buscando un modelo que ya existía”. “Lamentablemente no se ha trabajado de manera planificada ni se han respetado cronogramas”.

Aconseja que el Metro debe ser manejado de manera técnica caso contrario puede pasar igual que la Empresa de Pasajeros, que tiene a su cargo el sistema municipal pero no es rentable, tiene un déficit de USD 45 millones al año.

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