Redacción Espectáculo
Sobre la calle Iquique, botas negras golpeaban el pavimento, el viento movía largas cabelleras, chaquetas de cuero y camisetas negras ascendían a la cima del Itchimbía. Ese atuendo marcaba una actitud. Quienes los lucían eran jóvenes en espera de un solo de guitarra, de un sonido gutural, del rock… del metal…
La VII edición del Quitofest convocó, el viernes, a cerca de 30 000 seguidores del rock. Desde las 13:00, el público llegó para escuchar el sonido de Durga Vassago, agrupación ecuatoriana que abrió este festival, posicionado como el más grande de música independiente.
Programa de mano
El Quitofest se unió a la campaña de Un techo para mi país. Los voluntarios se integraron con el público en busca de apoyo para la construcción.
Ayer, la segunda jornada del festival contaba con grupos de hip-hop, funk, punk, pop-rock. Babasónicos, de Argentina, era el invitado especial. La Demencia Extrema, de Guayaquil, fue el siguiente grupo en presentarse. Y la gente seguía llegando… La irreverencia de los asistentes no desapareció frente al control en los accesos, ante la mirada de la Policía o bajo el fuerte sol quiteño. Los jóvenes acompañaban la campaña del Quitofest: “Tu fuerza es la música no las agresiones”.
Mientras se esperaba por el siguiente grupo, la frase se repetía desde los parlantes. Algunos la escuchaban, otros aprovechaban este momento para promocionar, con hojas volantes, festivales y bandas. Conjuntos participantes, como The Grief, afirman que el Quitofest es una gran plataforma. Ellos, ahora, quieren una tocada en Bogotá, en Rock al Parque, festival hermano de este.
En cambio, Brand New Blood llegó desde Colombia al escenario del Itchimbía. Sus integrantes promueven la creación de un metal sudamericano con identidad propia y fueron claros en cuanto a la situación política entre su país y Ecuador: “Nos importa cuatro letras, somos hermanos de la música: allá ellos con sus problemas”.
La buena organización, por parte de la Fundación Música Joven, permitió que la gente caminara libremente por el parque y comprara algún bocadillo para aplacar el hambre. No se permitió el ingreso de drogas y alcohol.
En orden de presentación, entró a escena Descomunal. La banda nacional se presentó por tercera vez en este espacio y manifestó su apoyo al proyecto de donación voluntaria para que el Quitofest se mantenga anualmente. De esto, Jalal Dubois, de Música Joven, dijo: “Parte es necesidad y parte experimento. Eventualmente tiene que ser cobrado, no por excluir a nadie sino por alzar la dignidad de las bandas; no lucramos de la música”.
Señaló además que la producción de este año fue complicada: “Tenemos solo dos días y aprendimos algunas cosas sobre el concepto de ‘voluntad política”. Pero igual considera que el Quitofest es el público y las bandas.
Una de ellas, fue la estadounidense Walls of Jericho. La voz y la actitud de Candance Kucsulain se apoderaron del escenario, con mucha fuerza. Luego de su presentación, la cantante confesó que fue difícil actuar sobre 2 800 metros de altitud. Fue tan difícil para el grupo que su baterista tuvo que recibir oxígeno.
República de ciegos, Fuga Social y Hasta siempre fueron algunos de los temas que interpretó Metamorfosis, que celebró 20 años de trayectoria y reconoció la evolución del rock nacional y la apertura hacia él.
Ya pasadas las 20:00, cuando el cielo estaba negro y el frío azotaba los cuerpos, Angra subió al escenario. El grupo brasileño, invitado especial, fue recibido con emoción: sus seguidores no dejaron de corear las canciones y de admirar el show del quinteto.
Si bien después de su presentación los músicos recordaron su visita anterior al país (cuando hubo enfrentamientos entre roqueros y policías), durante la función su vocalista no dejo de repetir: “Son un público muy lindo…”