Dos mercados causan suciedad e inseguridad
Redacción Quito
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La suciedad y la inseguridad que se originan en las ferias libres de los mercados de La Ofelia y de Calderón molestan a algunos vecinos.
Varias opiniones
Martha Chimba, vendedora de La Ofelia, dice que al final de la feria los comerciantes reúnen los desperdicios y los queman. “Ese es un acuerdo que tenemos para limpiar”.
Luis Taco, propietario de un negocio de víveres en Calderón, asegura que la feria beneficia a su negocio. “En esos días es cuando más se vende. Acude más gente”.
Los restaurantes que se ubican en las calles aledañas también se ven beneficiados con las ferias libres. Lucía Vásquez cuenta que en los días de feria se duplica la cantidad de clientes que tienen en toda la semana.Cansada por el sol y fatigada por el mal olor, Viviana Galindo se detuvo el sábado en la calle John F. Kennedy y Ramón Chiriboga (La Ofelia), para descansar. Ella reside a dos cuadras del mercado y cada 15 días sale a comprar en la feria.
Pero para ella hacer las compras resulta agotador. Lo que más le molesta son los montículos de basura que se forman en cada esquina. “Los usuarios y los vendedores botan los desperdicios de las frutas y las verduras en la calle. Esos desechos se desintegran rápidamente con el sol y producen mal olor”.
Incluso -señala- se puede observar que los hijos de las mismas comerciantes juegan dentro de esa basura. Aun así, Galindo prefiere ir a la feria a comprar porque, según ella, resulta más económico.
Las calles aledañas a la feria se llenan de negocios de víveres no perecibles y de comerciantes informales. Manteles, ollas y hasta ropa se comercializan en las aceras. Los usuarios no pueden transitar libremente porque en las arterias están colocados costales y fundas de basura, por lo que deben bajarse a caminar en la avenida.
Los vehículos tampoco pueden circular con facilidad. Pitan, y de una cuadra a otra se demoran cerca de 10 minutos.
Pero, para Fausto Silva, quien realiza las compras del mes en la feria de Calderón, lo peor es la inseguridad dentro del lugar. Según él, en los cinco años en que compra en el sitio, ha visto innumerables asaltos.
En la entrada de la feria -dice- las personas se amontonan para entrar o salir. “Ahí los delincuentes se aprovechan y les roban”. También cuenta que es imposible ir con carteras o joyas porque les siguen para quitarle las pertenencias. Sin embargo, en ambas ferias hay presencia de la Policía Metropolitana y de la Nacional.
David Castro y Luis Herrera, miembros de la Policía Metropolitana, dicen que hacen rondas mientras dura la feria.
Castro señala que de la delincuencia se hace cargo la Policía Nacional y que ellos colaboran solo vigilando. “Si encontramos a alguien asaltando lo detenemos hasta entregarlo a la Policía. De ahí ellos son los responsables”. Sin embargo, dice, también reportan las novedades y llaman a Emaseo para que acuda a limpiar.
Según Galindo, esto no se cumple inmediatamente. “Las calles quedan llenas de desechos todo el fin de semana y los más perjudicados somos los que vivimos en estos sectores”.
Silva considera que deberían existir mayores controles de seguridad y de salubridad en las ferias libres.
Él asegura que hasta las carnes se expenden en las aceras, cerca de la basura.