Redacción Quito
Con telas de variados colores, hilos y mucha imaginación, Dina Novik empieza sus mañanas confeccionando títeres y muñecos de trapo. Entre su colección están el lobo, la caperucita roja, hadas, duendes y payasos. Para conseguir los materiales, Novik, quien vive en la ciudad desde hace 25 años, acude a los almacenes de telas y compra retazos por libras.
Él traza las siluetas sobre la tela, la recorta y la cose a su gusto. Pero el detalle está en la originalidad que esta argentina pone a todas sus creaciones. Para ella, representar la alegría en la cara de los muñecos es un arte que se aprende con el paso de los años.
Novik ha participado en ferias y ha dictado talleres en algunas escuelas. La venta de sus títeres ha tenido éxito debido a que a su parecer hay gente que aún prefiere los muñecos tradicionales.
De la misma forma piensa Carolina Ganchala. Esta manabita, que se radicó en la ciudad hace más de 15 años, crea casas, carros y muñecos de madera. Todo nació cuando en su tesis de grado quiso demostrar que los juguetes son una expresión del arte, hace cerca de 4 años.
En su taller, en la avenida 10 de Agosto, le quedan dos casas de muñecas y unos pocos carros. Para ella, las ventas de sus creaciones fueron muy buenas en este año. “A la gente le gustan las cosas no convencionales. Esta es una buena alternativa para cuidar incluso a la naturaleza”.
Ganchala compra planchas de madera MDF para dibujar el contorno de sus diseños, los pinta, los lija y les añade un brillo con material no tóxico.
Estos materiales también son los preferidos del colombiano Álvaro Cuenca, quien vive en Tumbaco desde hace 6 años junto con su esposa Maricel Buitrago. Ambos elaboran en su taller rompecabezas de madera con pintura no tóxica.
La originalidad la ponen en cada pieza que crean. Las formas de los animales son tridimensionales. Según Buitrago, eso es para que los niños jueguen y aprendan a conocer las formas.
A pesar de que ellos creen que el comercio es un trabajo muy duro en el país, siempre tienen una mente positiva. Por eso, el pasado martes, en una exposición, vendieron la mayor parte de sus rompecabezas. Los costos iban desde los USD 4 hasta los 15, todo dependía del tamaño.
Con materiales distintos, Clara Hidalgo elabora juguetes en su taller de Cumbayá. Allí, con la ayuda de tres colegas, talla en madera una placa con distintos diseños. El papel y la tela son los materiales más utilizados para armar bicicletas, cucas y bichos.
Las personas que los adquieren deben armarlos y colgarlos en cualquier parte de la casa. Así también este año incorporó a su colección trompos, yoyos y muñecas llenas de semillas.
Para ella, los juguetes tradicionales nunca dejarán de venderse. Por eso, Hidalgo y sus socias convocan cada año a personas y talleres de juguetes que quieran participar en una feria con un diseño creativo que sea una alternativa no contaminante.