1ra foto. Eder Alvarado (derecha) acaba de terminar su doctorado en Salud Pública, en Argentina. 2da foto. El pediatra Luis Caicedo trabaja en el Nicklaus Children’s Hospital, en Miami, Estados Unidos. 3ra foto. El odontólogo Julio Martínez hizo su carrera en Santiago de Chile. Allá tiene una clínica dental. Fotos: Cortesía
Ellos plantaron sus raíces lejos de Ecuador. Se trata de profesionales que migraron para buscar nuevas oportunidades académicas y laborales. Julio Martínez, Luis Caicedo y Eder Alvarado son médicos ecuatorianos que en este último mes del año sienten más nostalgia por las tradiciones locales.
Tras la crisis del 2000 -feriado bancario y dolarización-, el odontólogo Julio Martínez dejó su natal Guayaquil. La decisión no fue fácil, ya que tuvo que separarse de su familia y amigos. “En Ecuador la situación era compleja. Llevaba trabajando 10 años y no tenía estabilidad económica”.
Santiago de Chile fue su destino. Allí tuvo que adaptarse a nuevas reglas, costumbres y comida; pero lo más difícil -cuenta ahora entre risas- fue acostumbrarse al frío.
Desde que llegó a ese país sudamericano, que ha recibido a médicos nacionales desde los noventa, Julio buscó opciones. Deseaba estudiar la especialización en Ortodoncia, a la que no pudo acceder en el país. Con esta -pensó- lograría levantar su negocio.
Así ocurrió. En la comuna La Florida, sur de Santiago, queda Jumart, clínica especializada en ortodoncia y odontología integral. “Por una sonrisa más sana” es el eslogan que se lee en el portal web, habilitado para revisar su oferta de servicios.
Tratamientos infantiles, endodoncia, implantes, prótesis y radiografía son parte del listado. En total atiende a unos 700 pacientes al mes y da trabajo a profesionales de la salud de Ecuador, Venezuela, Colombia y Chile.
Desde el 2012, otro compatriota, Luis Caicedo, pediatra y gastroenterólogo, labora en el Nicklaus Children’s Hospital, de Miami, en EE.UU. Tiene 44 años; 16 fuera de Ecuador.
En la temporada navideña y en el último día del año, los profesionales se juntan con la comunidad de ecuatorianos.
Luis Caicedo extraña los pristiños, postre que compartía el 24 de diciembre con sus familiares. También le hacen falta las típicas galletas de forma de animalitos que se entregan en las fundas de dulces.
“Acá en Miami rezamos la novena y cantamos villancicos; luego cenamos y abrimos los regalos en la noche”.
Tras terminar su carrera en la Universidad Católica y al cumplir el año de servicio rural en una casa de salud de Turubamba, Caicedo viajó a Estados Unidos, en donde tuvo que avalar su título y practicar más su inglés.
Hoy es director de un programa de trasplantes. Además, ha centrado sus investigaciones en temas relacionados con la obesidad y la nutrición balanceada.
“Hemos superado batallas pero también las hemos perdido”, reflexiona en relación con sus pacientes. Con alegría recuerda una vez en que realizó una endoscopia con la camiseta de la tricolor nacional. Todos le preguntaban de qué se trataba. “Me provoca emoción y orgullo”.
En otra parte del continente, Eder Alvarado ha logrado formarse como emergentólogo y médico legal. Hace seis años (tiene 36) llegó a Argentina, en busca de una especialidad.
“Para mí es un problema la falta de oportunidades para seguir posgrados en Ecuador”, apunta, con un acento muy parecido al de los argentinos.
De las 22 carreras del área de la salud existentes en el país, cada año se gradúan alrededor de 3 300 profesionales. Menos del 10% logra un cupo para seguir un posgrado, según un estudio de la Asociación de Facultades de Ciencias Médicas y de la Salud, presidida por Leonardo Bravo.
No se conoce cuántos profesionales ecuatorianos de la salud están trabajando en el exterior. El Ministerio de Salud respondió que no tiene datos sobre este tema.
Gremios como la Federación Médica Ecuatoriana (FME), presidida por Ernesto Carrasco, se refieren a la salida de los galenos como “una fuga de cerebros que continúa y no hay medidas para controlarla”.
Para él, esta realidad es un problema. El Estado -explica- destina un promedio de USD 60 000 en la formación de un profesional de la salud, quien terminará laborando en un lugar con mayores oportunidades, similar a los mencionados en las historias. “Se debe trabajar en políticas públicas”.
Entre sus propuestas están la apertura de programas de posgrados para recién graduados y mejoras en las condiciones laborales. Así -asegura- se evitará su partida a naciones como España, EE.UU., Argentina, Chile, México y Rusia. “Migran, realizan sus estudios, les abren las puertas, les ofrecen mejores salarios y se quedan”.
Ante esta realidad, la FME y el Colegio Médico de Pichincha han elaborado planes para desarrollar condiciones laborales más atractivas en hospitales de la red pública. Esto es necesario, ya que el Gobierno finalizó el contrato con especialistas cubanos, dicen.
Eder Alvarado, luego de sortear varios obstáculos, egresó del doctorado en Salud Pública, en Argentina. A diferencia de Martínez y Caicedo, a él le gustaría volver a su tierra.