Más allá de la consulta

Más allá de los resultados de la consulta popular y sus implicaciones futuras queda un país más dividido. Lo que es peor, una parte de la familia ecuatoriana desunida, distanciada y hasta peleados entre sí en lugar de unirse y trabajar juntos por acuerdos al menos en temas urgentes y que afectan a todos: la inseguridad ciudadana y el mejoramiento de la calidad de la educación, sin lo cual no puede avanzar ninguna sociedad. Países grandes, medianos y hasta más pequeños que el Ecuador, sin los recursos naturales que disponemos, han salido del subdesarrollo con el mejoramiento de la calidad de la educación.

No se puede aspirar, en una sociedad democrática, a la unanimidad ni al silencio total, en cuyo caso estaríamos viviendo en un cementerio. Las discrepancias, las críticas y las diferencias de opinión siempre deben ser saludadas y respetadas si se vive en democracia. El buscar el pensamiento único, incluso con engaños y mentiras a través de los medios de comunicación a los que se les insulta, desbarata a una sociedad de libre pensamiento, con tolerancia aunque se produzcan equivocaciones, propias del ser humano, que deben ser reconocidas y rectificadas.

Aún no dimensionamos el nivel de división, que cada vez se amplía en el país. No nos damos cuenta a dónde vamos cuando se trata de destruir hasta los símbolos ciudadanos. Jefferson Pérez, el mejor deportista ecuatoriano, único medallista olímpico, por el “delito” de salir a opinar (igual le pasó al coronel Carrión) cayó en desgracia luego de que hasta se servían de su imagen y su enorme popularidad, ganada con trabajo y sacrificio y que nos hizo quedar bien en el mundo. Le han insultado, difamado y denigrado a un hombre auténtico del pueblo.

Si se piensa con responsabilidad en el futuro de las nuevas generaciones debiera reflexionarse, enmendarse, buscar acuerdos y principalmente cambiar conductas y comportamientos, más allá de resultados electorales, que además son pasajeros.

Qué sacamos con nueva Constitución, enmiendas, nuevas leyes si siguen igual las conductas de la mayoría. Autoridades que dan malos ejemplos y atropellan las normas y el ordenamiento jurídico, pero también la mayoría de ciudadanos. Qué sacamos con nueva Ley de Tránsito si se siguen pasando los semáforos en rojo, conducen hablando por celular, hacen doble o triple columna cuando está señalizado para uno. Qué sacamos si van a la iglesia a comulgar y salen de allí a seguir igual, a cometer actos de corrupción o socaparlos y hablan de ética, a insultar con furia con los peores epítetos a todo el que discrepa, hace una seña e incluso disponiendo la detención arbitraria sin orden de juez competente, con evidente abuso de poder cuando eso está sancionado por el Código Penal (art. 180). ¿Dónde queda el respeto al ordenamiento jurídico?

Suplementos digitales