En el Centro de Rehabilitación Social Guayas se graduarón 30 Bachilleros, uno de ellos es Mario que sacó el mejor puntaje. Foto: Mario Faustos
Sabía que lo difícil no era decidirse sino concluir sus estudios. Solo le faltaba el último año de bachillerato y por eso se graduó en poco tiempo.
Mario tiene 38 años y fue el mejor puntuado de las 30 personas privadas de la libertad del Centro de Rehabilitación Social Guayas, que se incorporaron el lunes 23 de mayo del 2016.
Para este interno, estudiar en la cárcel tuvo sus complejidades, porque al principio los maestros tenían recelo de ingresar al reclusorio, ubicado en la vía a Daule, al norte de Guayaquil. “Porque era en una cárcel, con la violencia y esas cosas, pero después vieron que había voluntad, porque te das cuenta de que las cosas que no valoraste en la calle, las aprendes a valorar aquí”, relata el interno.
“A veces, las clases se suspendían por alguna situación con los compañeros, pero no era por mucho tiempo”.
Los privados de libertad que lograron graduarse se acogieron al programa de educación implementado en el modelo de gestión aplicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, que se desarrolla en el pabellón educativo Don Bosco. Al acto oficial de graduación asistió la ministra de Justicia, Ledy Zúñiga, quien felicitó a los internos. “Me congratulo con ustedes, espero que sigan avanzando, luchando y estudiando por sus hijos, padres, hermanos, por su comunidad, para seguir entregando satisfacciones y buenas noticias”, le dijo.
La calificación promedio de Mario fue 9.85 sobre 10. Él cree que pudo haber sido mejor. “Me gusta mucho la literatura pero cuando salga quisiera estudiar psicología o medicina en la universidad, siempre me ha gustado la ayuda humanitaria”.
Al recluso le faltan nueve meses para cumplir su sentencia de 3 años y cinco meses que le impusieron por el delito de tenencia ilegal de sustancias estupefacientes. “Uno comete errores pero solo si está dispuesto a corregirlos y cambiar el rumbo de su vida, puede lograrlo todo”.
El sistema de rehabilitación social para los privados de libertad incluye talleres de carpintería, cerrajería, actividades artísticas y culturales. Sentado en la Sala de Lectura, donde se sumerge en los libros disponibles, Mario confiesa que faltó a una de sus clases para atender a la prensa. “A esta hora teníamos una actividad cultural con los compañeros del Pabellón de Mínima Seguridad, pero como tenía la entrevista con ustedes ya no pude asistir”. “Me gustan los poemas de Medardo Ángel Silva”, confiesa.
Cuando salga, el interno quiere arreglar algunos asuntos familiares antes de comenzar a trabajar. “Este logro no es solo mío sino de mi familia, quiero ser un ejemplo para ellos. Tengo una hija y tres sobrinos a mi cargo, porque a mi hermano lo mataron”, relata.
De momento cuenta las semanas para salir y reorganizar su vida. “En la tierra cada persona labra su infierno o su cielo y aquí estamos llenos de motivación para cambiar el rumbo de nuestras vidas”.
En todo el país alrededor de 7 000 personas privadas de libertad forman parte del sistema educativo en diferentes niveles de estudio, según el MInisterio de Justicia y Derechos Humanos.