En la cooperativa María Paidal, de Monte Sinaí, las calles de tierra se convirtieron en lodazales por la intensa lluvia. Foto: Francisco Flores / EL COMERCIO
La combinación de intensas lluvias en un corto período de tiempo y la pleamar (marea alta) todavía provoca que amplios sectores de Guayaquil registren inundaciones.
Es lo que ocurrió entre la tarde del martes y la madrugada de ayer, cuando un fuerte aguacero anegó, en minutos, extensos sectores del norte, noreste y centro de la ciudad.
Informes del Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar) evidencian la magnitud del aguacero que, con diferentes intensidades, se prolongó por alrededor de cinco horas, y luego se transformó en una pertinaz llovizna que duró hasta el mediodía de ayer.
Según el Inocar, la última lluvia que soportó la ciudad acumuló 75 milímetros de agua, que la convirtió en la segunda más intensa en lo que va de enero. La precipitación más copiosa fue el 2 de enero, cuando acumuló 89 milímetros.
Esta última precipitación también ubicó a Guayaquil como la segunda urbe que más lluvias ha soportado este mes, luego de la ciudad de San Lorenzo, en Esmeraldas.
La del martes coincidió con la marea alta. Cuando empezó a llover, aproximadamente a las 17:30, la marea había alcanzado su punto más alto (pleamar), con 4 metros de altura. La marea alcanzó su punto más bajo (bajamar) a las 22:00 del mismo día.
Augusto Cazorla, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrografía (Inamhi), explicó que se trató de una fuerte precipitación de intensidad torrencial. “Fue una de las más intensas en el Litoral este mes”.
El aguacero convirtió en verdaderas lagunas sectores como las ciudadelas Urdesa y Atarazana, en el norte, y otras muy pobladas como la Martha de Roldós, en donde el agua sobrepasó el metro de altura. Lo mismo ocurrió en tramos de la vía a Daule y en calles del centro, a diferentes horas de la tarde y noche.
La fuerte precipitación también ocasionó estragos en calles y viviendas de sectores urbano marginales como Bastión Popular, La Prosperina, Paraíso de la Flor y en Monte Sinaí. En Paraíso de la Flor, la lluvia que descendió de las quebradas afectó las estructuras de un grupo de viviendas.
En la cooperativa de vivienda María Paidal, en el sector de Monte Sinaí, en el noreste, las calles sin asfaltar se convirtieron ayer en lodazales.
Óscar Chango tuvo dificultades para trasladarse en su moto con su esposa y su hija de tres años desde su vivienda hasta el dispensario de salud más cercano, ubicado a dos kilómetros de distancia. “La lluvia fue fuerte por aquí. El agua empezó a descender como ríos por las calles”, relató el padre de familia tras esquivar unos enormes charcos.
Monte Sinaí, formada por antiguas invasiones, está atravesada por una serie de quebradas, cuyos caudales aumentaron ayer y se volvieron correntosos.
En la urbe, los trabajos de limpieza y mantenimiento de los sistemas de alcantarillado y de aguas lluvias están a cargo de la concesionaria Interagua, bajo la supervisión del Municipio, a través de Ecapag.
Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, sostuvo que parte de los daños ocasionados por las lluvias se debieron a un taponamiento premeditado de las alcantarillas. “Estamos en el proceso de relimpieza del sistema de aguas lluvias, vamos destapando todo aquello que se obstruye por la falta de colaboración ciudadana”.
Según la funcionaria, Interagua realizó hasta diciembre un proceso de limpieza preinvernal, mientras que desde los primeros días de enero se procede a la fase de limpieza invernal de los esteros y sumideros de la ciudad en sectores considerados críticos.
“Es un hecho real, hay basura en diferentes puntos de la ciudad porque la gente continúa botando desperdicios en horas irregulares y aquello nos causa problemas a todos en la ciudad”.
Interagua consideró a la saturación de aguas lluvias en sectores de la ciudad como un problema temporal y puntual, mas no permanente y generalizado, que se produjo debido a la coincidencia con una etapa de marea alta y al taponamiento de las alcantarillas.
Para atacar el problema, la concesionaria anunció que, en coordinación con el Municipio, instalará válvulas de retención en los desagües. Esta tecnología, explicó Florsheim, cambia su área de apertura de la válvula con respecto a la presión interna y el caudal, “lo que ayudará a impedir que los efectos de marea alta afecten a los habitantes”.
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, sostuvo que la ciudad tiene pocos sitios que, por ser bajos y de complicado aspecto estructural, todavía se inundan con una marea alta. Para el Burgomaestre, la acumulación de sedimentos en el río Guayas complica el drenaje de las aguas lluvias, por lo que pide el dragado.
En contexto
El Puerto Principal está cruzado por una serie de esteros naturales y sus ramales que se desprenden del río Guayas y se internan por amplios sectores del norte y del centro de la urbe. El estero Salado es el más extenso.