La movilización de sindicatos y organizaciones sociales se realizó sin incidentes en Quito. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Reds. Política y Ecuador politica@elcomercio.com
La voz de mando la dio Mesías Tatamuez, presidente de la Cedocut. “¡Avancemos compañeros!”. La convocatoria fue a las 16:00 y poco a poco en las afueras de la Caja del Seguro se iban concentrando los marchantes. Banderas rojas en mano, consignas en contra del Régimen y el apoyo de los ciudadanos fue la tónica.
Además de los indígenas y trabajadores, en esta ocasión se unieron nuevos sectores que fortalecieron la diversidad de la movilización. Entre esos los trabajadores de telefónicas, médicos, los Glbti y padres de familia y estudiantes del Colegio Mejía. “Son estudiantes, no delincuentes” gritaban los padres de familia con globos y banderas amarillas y azules. Ellos exigen la reintegración de los alumnos que fueron sancionados y removidos de la institución después de la marcha del pasado 17 de septiembre. “Soy del Mejía, ¡ay caramba! Soy del Mejía, ¡ay caramba! Aunque el Gobierno no quiera, ¡ay caramba! Soy del Mejía guambrita”, coreaban.
La marcha se realizó con la custodia policial y sin que se hayan registrado incidentes. A la llegada a la plaza de San Francisco los marchantes se empezaron a concentrar para escuchar los discursos de los líderes sindicales.
Simultánea a esta marcha un grupo de simpatizantes del Gobierno se autoconvocaron en la Plaza Grande. Sin embargo, esta concentración no tuvo una respuesta masiva como la del 17 de septiembre. El ritmo de merengue, bomba y de salsa se escucharon en los alrededores de Carondelet, cuyas vías principales de ingreso estaban fuertemente custodiadas por personal policial. La legisladora oficialista, María José Carrión, que estuvo presente en el plantón dijo “vamos a defender a la revolución ciudadana y sus conquistas”.
Los números
Las lecturas políticas de lo que ocurrió ayer (19 de noviembre) con la marcha de los sindicatos serán según la vara con que se la mida. En varias ciudades del país, la movilización tuvo acogida, no solo por los agremiados, sino también por organizaciones sociales y políticas.
Para el sindicalismo, se logró igualar los 35 000 movilizados en Quito. Para sectores del oficialismo, al menos en redes sociales, fue mucho menor y hasta objeto de burla. Los cálculos de este Diario es que no lograron el objetivo de igualar y menos superar la movilización del 17 de septiembre y que asombró a propios y extraños.
Los resultados de la convocatoria fueron dispares según las capitales provinciales. En Guayaquil, acudieron unas
2 500 personas; en Loja, 3 000; en Cuenta 3 000, y en Manta, poco más de 500. Y si los aliados del Gobierno se burlaron de las cantidades, también lo hicieron los movilizados. “Chaulafán a dólar”, gritaba un comerciante informal en la calle. Y esa fue la oportunidad para diferenciarse de las concentraciones del oficialismo, en las que ofrecen “sánduches y gaseosas”.
Los objetivos
Más allá de las anécdotas, el objetivo de esta movilización fue nuevamente ir en contra de las enmiendas a la Constitución y las reformas al Código del Trabajo que el presidente Rafael Correa presentó el sábado pasado. ‘La Revolución del Trabajo’, como denomina el oficialismo, para el sindicalismo opositor, es apenas un maquillaje a las conquistas laborales ya existentes.
“Defendemos la afiliación universal de todos los ecuatorianos pero se pretende violentar el derecho a las utilidades a los trabajadores para cubrir la afiliación de las amas de casa. Es una responsabilidad del Estado”, dijo José Villavicencio, presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT).
En el resto del país
Con pancartas de ‘No reelección’, ‘alto a las enmiendas constitucionales’ y ‘fuera Correa’, los trabajadores de Guayaquil mostraron su negativa con el Régimen actual.
María Cristina Reyes, asambleísta del Partido Social Cristiano (PSC), asistió a la marcha y manifestó su apoyo porque los cambios al Código del Trabajo no fueron consensuados por los obreros. “Espero que el Gobierno escuche a los sindicalistas, es importante que preste atención a las quejas que están presentando en esta jornada del 19 de noviembre”, dijo.
Para Lenin Hurtado, del ex MPD, esta manifestación social es una muestra de la lucha de los ecuatorianos por sus derechos en repercusión a las enmiendas constitucionales que envió el Ejecutivo. Asimismo, aplaudió la cantidad de habitantes que se presentaron en Guayaquil para hacer escuchar su voz.
En Loja, a las consignas contra el Gobierno se sumaron las que cuestionan al alcalde Bolívar Castillo por la aprobación del alza de pasajes que se aprobó a inicios de este mes. Unas 3 000 personas recorrieron 15 cuadras del casco céntrico.
En Cuenca, con bombas, pancartas y consignas de rechazo al Gobierno, decenas de azuayos se unieron la la protesta encabezada por los trabajadores y sectores sociales, en la capital azuaya. También participaron el prefecto de Azuay, Paúl Carrasco y la viceprefecta, María Cecilia Alvarado. La marcha recorrió la céntrica calle Bolívar, desde el parque de San Blas hasta Santo Domingo.
Algunas amas de casa salieron con tapas de ollas; obreros del Municipio de Cuenca cargaron un ataúd, universitarios portaban pancartas que decían “No al alza de pasaje” y “queremos libre acceso a la universidad”.
La jornada se desarrolló sin incidentes en todo el país.