Redacción Manta
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Una tenue llovizna acompañó a la marcha contra la inseguridad en Portoviejo, ayer.
Desde las 16:00, unas 150 personas acudieron al llamado que realizó Julio Espinosa, presidente de la Junta Cívica de Portoviejo. El propósito de la movilización fue exigir mayor atención al Gobierno en el tema de seguridad.
800 policías
están a cargo de la seguridad en Portoviejo, según el
Comando de Policía.
El incremento de hechos violentos registrados desde fines de 2009 e inicios de 2010, fue lo que motivó la movilización.
La caminata partió desde la av. Universitaria, en el centro-norte de la ciudad, y avanzó hasta llegar a la Gobernación. Ahí, un grupo de manifestantes fue recibido por la titular, María Luisa Moreno. Ella se comprometió a tramitar los pedidos ante el Presidente.
Entre el pliego de peticiones está el incremento de 80 efectivos policiales (en el momento hay 800 uniformados para la ciudad). Además, el arribo de un helicóptero ofrecido por el Régimen y la aplicación del estado de excepción, lo más pronto posible.
Desde septiembre de 2009, los hechos delictivos, como los acribillamientos, alteraron la tranquilidad de los vecinos.
Zoila Alarcón aún recuerda la noche en la cual fue asesinado Mauricio Montesdeoca Martinetti (‘El Justiciero’).
“Todo fue tan rápido, no hay pistas ni indicios de quién lo hizo”, señala.
De allí en adelante, los asesinatos con tinte de sicariato no han parado en la capital de los manabitas.
Las autoridades policiales creen que las muertes son ajustes de cuentas entre bandas delictivas. “Hacemos un llamado a los familiares de quienes fueron asesinados para que denuncien los hechos”, indicó Carlos Guerrero, titular de la Policía Judicial.
Las zonas consideradas rojas en la ciudad son San Pablo, Ciudadela San Gregorio, San Alejo, Los Florones, barrios ubicados en las periferias de la urbe. Según la Policía, los delincuentes se refugian y viven en esos sitios.
Mario Cedeño, un comerciante de queso, no olvida cuando un hombre de 26 años fue acribillado al pie de un comedor, en el Mercado Barrial Número Uno.
“Le dispararon con una ametralladora. Eran las 12:30 y nadie actuó en defensa de la víctima. Así es como vivimos en Portoviejo, con el alma en un hilo”, recuerda el comerciante.