En estos días se llevó a cabo en Mar del Plata, Argentina, el VI Encuentro Cívico Iberoamericano con motivo de la Cumbre de Jefes y Jefas de Estado de la región convocada por la presidenta Kirchner para posicionar el tema “Educación para la Inclusión Social”.
Uno de los principales puntos planteados por la Sociedad Civil a sus presidentes destaca el rol de la educación como derecho humano fundamental para el ejercicio de todos los otros derechos. Así, la educación lucha contra toda discriminación, vela por la equidad de género, promueve el reconocimiento la diversidad racial, étnica y de orientación sexual.
La declaración expresa la importancia de la educación sexual como instrumento para facilitar el goce de una sexualidad plena y satisfactoria y para evitar embarazos no deseados, en particular de las adolescentes.
La educación debe llegar de manera prioritaria a los 18 millones de niños, niñas y jóvenes que en América Latina están en la indigencia, como también a los que tienen necesidades especiales y discapacidades, a los de zonas rurales y urbano marginales, a los de pueblos originarios.
Se llama a la educación a construir una ciudadanía comprometida con la historia de sus pueblos, con la transformación, el desarrollo humano, la paz y la práctica de la tolerancia.
Para todo esto considera necesario recuperar el prestigio de la profesión docente y promover su desarrollo profesional. También establecer un sistema educativo más participativo y democrático, conectado con la universidad, la que deberá formar mejor a los maestros y desplegar iniciativas hacia el desarrollo de la investigación educativa y pedagógica. En este plano se habla de tomar en cuenta el derecho al uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación.
Bajo el concepto de educación a lo largo de toda la vida se llama a poner atención en la educación para el trabajo y el emprendimiento, así como a impulsar la corresponsabilidad de la familia, los empresarios y los medios de comunicación en la formación de la gente.
Este mensaje de la Sociedad Civil y de los gremios docentes de Iberoamérica presiona a los Estados a asumir su rol de garantes del derecho y a las sociedades a responsabilizarse de la exigibilidad y seguimiento.
Sin embargo, estas importantes ideas pueden quedarse en el limbo, si no se definen colectivamente el sentido de la educación y el concepto de calidad educativa, y sobre todo el tipo de sociedad, de país y de ciudadano que queremos. A renglón seguido se podrán configurar los estándares e indicadores respectivos, los sistemas de evaluación, los modelos de gestión, los planes y proyectos y el financiamiento respectivo. Factor crucial es el empoderamiento político del proceso de parte de los pueblos y de los gobiernos. Por esto, Mar del Plata nos mueve a la esperanza.