En diferentes ciudades del Ecuador se realizaron ceremonias para recordar a las víctimas del terremoto. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
En la Plaza Cívica de Manta, este lunes 16 de mayo de 2016, se llevó a cabo una ceremonia religiosa para conmemorar a las víctimas mortales del terremoto de 7,8 en la escala de Richter ocurrido el pasado 16 de abril en la costa ecuatoriana.
Decenas de personas acudieron al lugar vistiendo camisas blancas y portando velas encendidas, como un homenaje a los familiares y allegados que perecieron en el movimiento telúrico. La misa empezó a las 18H00 y fue presidida por el arzobispo de Portoviejo, el sacerdote italiano Lorenzo Voltolini.
Lucía Vera, oriunda de Manta, viajó desde Estados Unidos para asistir al acto católico. A sus 70 años, Vera reside en Carolina del Norte, Estados Unidos. El día del sismo, observó las imágenes por televisión y sentía que debía viajar de inmediato para estar cerca de sus familiares y conocidos.
“La misa unió al pueblo manabita, es un gesto que demuestra que podemos dejar atrás la tragedia y darnos cuenta que somos capaces de recuperar todo lo que se perdió”, agrega. Precisamente, en sus palabras de apertura, Voltolini mencionó la necesidad de asimilar la tragedia y continuar en memoria de aquellos que perdieron la vida.
Parafraseando al evangelio de San Juan, el italiano reiteró la necesidad de vivir y sentir la paz, después de los momentos de tragedia. Posteriormente se guardó un minuto de silencio. En la celebración eucarística, sacerdotes de parroquias como Tarqui, Gavilánez, La Dolorosa, entre otros, también estuvieron presentes.
Al finalizar la misa se lanzaron globos blancos al cielo como una señal de esperanza y fe en favor de los fallecidos, según palabras del celebrante. “Hermanos, la vida continúa. Hay otros por quiénes debemos seguir luchando”, expresó Voltolini a la comunidad.
Para Doris Suárez las palabras del arzobispo son un aliciente en los momentos de dolor. La mujer, de 40 años, sostiene que la ceremonia religiosa no se olvidará de la historia de Manabí. Así también lo cree Luis Sánchez, quien sostiene que la fecha del 16 de abril quedará grabada en la vida de cada manabita como una prueba, pero no como una derrota que impida continuar.
“Nosotros somos luchadores. Tenemos raíces de nuestros ancestros que siempre nos enseñaron que, a pesar de las adversidades, se debe seguir con ese mismo ahínco que caracteriza a este pueblo”, comenta.
Ya cuando la gente abandonaba el lugar, alrededor de las 19H00, las canciones Color Esperanza de Diego Torres y Yo Nací Aquí de Juan Fernando Velasco acompañaron el retiro de los fieles por el Malecón, quienes con las velas aún encendidas en las manos caminaban iluminando las calles en una suerte procesión.
En Portoviejo en cambio se celebró una misa con miles de personas vestidas de blanco y negro que ocuparon la calle Chile al lado del parque de las madres.
Las personas sostenían velas en sus manos y dejaron sueltos decenas de globos que se perdieron en el cielo iluminado por la luna.
El arzobispo de Portoviejo recordó el nombre de decenas de fallecidos y dio un mensaje de consuelo para sus familias.