Colectivos opositores marcharon en varias ciudades; Correa denunció intento de agresión

Personas llegan desde distintas partes de la cuidad a manifestarse contra las políticas del Régimen de Rafael Correa. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Personas llegan desde distintas partes de la cuidad a manifestarse contra las políticas del Régimen de Rafael Correa. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Personas protestan contra las políticas del Régimen de Rafael Correa. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Varios miles de trabajadores e indígenas de Ecuador protestaron el 19 de marzo en contra del Gobierno con marchas que dejaron heridos y detenidos, mientras el presidente Rafael Correa aseguró que una “turba” intentó agredirlo.

Fueron al menos 22 cuadras las que ocuparon los movilizados ayer en Quito. Ya la cabeza de la marcha había llegado a la plaza de San Francisco y la cola se extendía más al norte del Consejo Provincial, en La Alameda. Salieron con una torrencial lluvia, antes de lo planeado. Cubiertos con ponchos de agua y paraguas, todos los asistentes al llamado de las centrales sindicales caminaron en una movilización pacífica, que se mantuvo así durante la mayor parte del tiempo.

Pero no toda marcha es perfecta. Hubo conatos de disturbios. Se agredió al camarógrafo de un canal de televisión incautado. Algunos enmascarados querían enfrentar a la Policía, en la esquina de las calles Benalcázar y Sucre.

Los uniformados en Quito fueron persuasivos y solo hubo tensión cuando comenzaron a vaciar la plaza, a las 19:27, cuando llegó la guardia montada y el cuerpo de antimotines.

Según el ministro del Interior, José Serrano, la movilización fue “un fracaso”. Rechazó, además, las agresiones entre manifestantes y personal policial suscitadas en la Plaza San Francisco, donde resultaron heridos un gendarme, un camarógrafo de Teleamazonas, y un periodista de Gama TV.

La marcha no solo agrupó a las organizaciones sindicales, indígenas y sociales. También fueron los autoconvocados, que se formaron en dos grupos. Uno de ellos acompañó la caminata bajo la lluvia en Quito hacia San Francisco. Otros, en cambio, prefirieron apostarse en la tribuna de la avenida De los Shyris, justo al frente de la sede de Alianza País.

Pero la movilización se llevó a cabo en casi todo el país. En unas ciudades la convocatoria tuvo más acogida que en otras. En Guayaquil, la Red de Jubilados la encabezó, secundada por la Unión Nacional de Educadores. Concentraron a unas 3 000 personas. En Esmeraldas, cerca de 1 500 personas; en Portoviejo, 300. En Cuenca, ocuparon apenas tres cuadras. En Santo Domingo, estuvieron unos 2 000.

Las marchas parecían transcurrir en calma, pero en Riobamba fue distinto. Los manifestantes quisieron llegar al Parque Pedro Vicente Maldonado, en donde se levantó la tarima para la concentración de los adherentes de Alianza País. “No tienen permiso para continuar la marcha por esta ruta”, les decía Steve Mejía, intendente de Policía. Sin embargo, los marchantes empujaron a los policías y concluyeron su recorrido. Los desmanes se registraron minutos después, en la calle Primera Constituyente. Los policías detuvieron a la gente que intentaba ingresar a la tarima del oficialismo. Se supo de 11 detenidos.

En Ibarra también hubo algunos conatos de incidentes. Una cuadra antes de llegar al sitio final de la concentración, cientos de policías intentaron retener la marcha. Sin embargo, se produjo un forcejeo que rompió el cerco de la fuerza pública. Los agentes lanzaron gas lacrimógeno. Finalmente, la movilización de los trabajadores y grupos sociales llegó hasta el parque Pedro Moncayo. Esto obligó a que un grupo de partidarios de Alianza País, que portaba banderas y camisetas de color verde, se retiraran con la protección de los agentes.

Si hubo diferencias en lo numérico, las demandas eran las mismas: la economía, las libertades, las enmiendas a la Constitución, el Plan Familia Ecuador (sobre todo en Quito), las cocinas de inducción. La libertad de elegir la carrera que quisieran fue, por ejemplo, la demanda de algunos jóvenes.

No comparten las políticas de explotación minera, petrolera, educativas y laborales.

“No soy pelucón pero tengo derecho a una lavadora” o “Algún día dejarás de ser diferente” fueron algunas de las leyendas plasmadas en carteles. Otra iniciativa fue la de dar a los marchantes una pancarta con el lema “#yo protesto”, en el cual los ciudadanos escribían lo que los motivaba.

“¡Vamos pueblo levanten la voz, de nada nos sirve estar callados!”, gritaba un joven mientras se abría paso entre la multitud. Era Renato González, un estudiante de cine y actuación de 20 años de edad. Él criticó la confrontación. “No me gusta que un político quiera acallar mi voz. Estoy cansado del egocentrismo del Presidente”.

Vicente Minga, una campesina del Azuay marchó porque critica la explotación del Yasuní y leyes como las de Aguas y Tierras que van en contra del campesino.

En Puyo, el ex presidente de la Conaie, Marlon Santi, originario de Sarayaku, explicó que el reclamo se basa en la justicia para los derechos de los ciudadanos. “Lastimosamente tenemos problemas de persecuciones; por eso estaremos vigilantes de lo que suceda con los líderes indígenas que puedan sufrir represiones.

El oficialismo se concentró

Pero no solo fue una jornada opositora. El oficialismo también tuvo su expresión. En Quito, en la Plaza Grande, se llevó a cabo el espectáculo musical y una feria de comidas con carpas que se habían instalado desde el miércoles para defender la Revolución Ciudadana.

Así se organizó la Primera Feria ‘Lo Nuestro’. “Nosotros quisimos hacer una fiesta productiva, comercial; entendemos que hoy es la marcha de la oposición y tienen todo el derecho de manifestar su opinión, pero nosotros también tenemos derecho a apoyar la producción nacional”, dijo Angel Vivanco, viceministro de Desarrollo rural del Ministerio de Agricultura.

Pero esta feria no contaba con los permisos municipales. El alcalde Mauricio Rodas encabezará una inspección por los lugares del centro histórico en donde se realizaron las concentraciones. Vamos a hacer las investigaciones del caso para determinar lo que ocurrió, cuál es el tipo de acción para ejecutar una sanción”.

Pero desde Alianza País, todo lo ocurrido desde la oposición fue un fracaso. Y “contundente”, según comienza el comunicado que emitió esta organización política. “El fracaso de esta movilización expresa la enorme debilidad de un discurso opositor alejado de la realidad y anclado en un malintencionado desconocimiento de todo lo alcanzado a favor del pueblo ecuatoriano”, añade el documento.

En Riobamba, en donde el presidente Rafael Correa realiza hoy el Gabinete itinerante número 100, expuso su posición ante las manifestaciones sindicales y sociales. Durante una entrevista que transmitió el canal público Ecuador TV, Correa señaló que la marcha careció de una propuesta, y que ella fue parte de lo “tradicional”.

Según Correa, las marchas estuvieron vinculadas con figuras de la derecha, como el presidente de la Cámara de Comercio de Quito, Blasco Peñaherrera Solha.

Correa hizo un balance comparativo entre la última manifestación organizada por los gremios sindicales, ocurrida en noviembre del 2014, y estimó menos asistencia en esta última. “La estrategia es acumular fuerzas, y lo que están es desacumulando”, señaló.

Además, denunció que en la ciudad de Riobamba ocurrieron incidentes mayores, por una gresca que generó que un policía haya resultado herido, durante la manifestación oficialista que él encabezaba. “ Intentaron agredir al presidente”, expresó Correa en la entrevista. Dijo que una “turba” atacó su caravana con piedras y botellas, resultando heridas dos personas. Correa sostuvo que la oposición tratará de “seguir con esta estrategia de desgaste para ver si nos ganan las elecciones” .

En Guayaquil, el oficialismo organizó un mitin para defender las políticas del gobierno de la Revolución Ciudadana. La asambleísta Marcela Aguiñaga, directora provincial del Guayas de Alianza País (AP), indicó sobre la tarima que el clima soleado le permitió asistir a concentraciones similares en cuatro cantones de la provincia del Guayas. Pero poco después comenzaron a caer las primeras lluvias.

Otra asambleísta del Guayas, María Alejandra Vicuña, ratificó la intención desestabilizadora de las movilizaciones: “lo que cuestionamos es el real objetivo de una marcha desestabilizadora, de una marcha que responde a un fin electorero y no al interés de las mayorías”.

Así terminó la jornada que en redes sociales se etiquetó como 19M. Pero en el sindicalismo hubo beneplácito: pocas veces ha visto que una movilización pueda copar por lo menos 22 cuadras.

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