El maltrato en los buses es un problema recurrente en Quito

Los buses no respetan las paradas y recogen a los usuarios en los lugares señalados, según los ciudadanos en Quito. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Los buses no respetan las paradas y recogen a los usuarios en los lugares señalados, según los ciudadanos en Quito. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Los buses no respetan las paradas y recogen a los usuarios en los lugares señalados, según los ciudadanos en Quito. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Las quejas de los usuarios por el maltrato en los buses de transporte público son recurrentes en Quito. Las más frecuentes corresponden a choferes que no respetan las paradas, otros que se corretean en las calles y avenidas para subir pasajeros. A veces, tampoco permiten que los adultos mayores se suban de forma adecuada a los vehículos, ocasionando accidentes.

El último caso se denunció de forma masiva en las redes sociales a inicios de esta semana. En un video se observa cómo una pareja de la tercera edad cae sobre la calzada tras intentar subir a un bus azul de la Cooperativa Catar. El caso llegó a manos de la Dirección de Fiscalización de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT).

Como medida de sanción la institución anunció que no pagará la compensación para la unidad de esa cooperativa. En principio, al conductor se le emitió una multa por no usar el cinturón de seguridad (artículo 392 literal 6 del Código Orgánico Integral Penal).

La mañana de hoy, miércoles 16 de enero del 2019, este Diario hizo un recorrido en tres puntos de la ciudad y los pasajeros coincidieron en que la atención en las líneas de transporte es mala. Por ejemplo, a las 09:53, en la avenida Napo, los buses corretearon para ganar pasajeros. En la esquina de esa vía que conecta con la Velasco Ibarra, no respetaron la parada. Algunos usuarios incluso se bajaron al vuelo.

“Nos ven mayorcitos y arrancan rápido al salir”, manifestó María Natividad Llugcha, de 75 años, quien se bajó del vehículo 10 metros más arriba de la estación. Contó que su esposo se cayó dos veces al intentar subir al bus, una en La Marín y otra frente al Hospital Eugenio Espejo. Ocurrió luego de que el chofer no esperó a que el hombre ingresara completamente al automotor.

Algo similar vivió Jenny Pareja, quien sufrió un percance en el sector de la Villa Flora, sur de la urbe, a la altura del intercambiador del sistema integrado de Trolebús. Se dirigía al redondel de la ciudadela Atahualpa cuando el chofer del bus en el que se movilizaba comenzó a competir con otro.

De repente, cuando pasaba cerca del intercambiador, por rebasarle al otro carro pesado, la unidad en la que iba estuvo cerca de accidentarse. “Casi cae al fondo del paso a desnivel”, contó asustada.

En el sector de El Trébol la situación es similar. Lidia Suárez vende dulces allí y comentó esta mañana que los choferes son imprudentes todos los días. Por corretearse y obtener más usuarios –cuenta la comerciante- se cruzan el carro para impedir el paso. En algunas ocasiones se rozan en los espejos exteriores de las unidades, lo cual asusta a los pasajeros que esperan en la parada.

Tampoco paran a las personas adultas mayores o estudiantes, menores de edad de las escuelas y colegios. “No les conviene porque pagan menos pasaje. Tampoco lo hacen, a veces, con quienes transportan bolsas o costales”.

Jimena Ñacato se moviliza diariamente desde La Marín hasta el Hospital Pablo Arturo Suárez, en el norte de Quito. A su criterio, el servicio que brindan los transportistas es muy malo y asustan a la gente cuando circulan en altas velocidades. Asimismo le parece injusto que no paren a las personas de la tercera edad y niños. “También nos llevan como costal de papas”.

Suplementos digitales