Malestar en los conductores por multas de fotorradares en Ambato

Un fotorradar mide la velocidad de los ­vehículos que circulan por el sector de El ­Socavón-La Victoria, Ambato. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

Un fotorradar mide la velocidad de los ­vehículos que circulan por el sector de El ­Socavón-La Victoria, Ambato. Foto: Raúl Díaz para EL COMERCIO

La instalación de ocho fotorradares para el control de velocidad de los autos en diversos sitios de Ambato genera el reclamo de los conductores.

La razón: los altos costos de las multas por rebasar el límite de velocidad, que en el área urbana están en 50 km/h y
70 km/h en la zona rural.

Entre el 18 de enero del 2015, que entraron a funcionar los aparatos, y octubre, la Agencia de Tránsito (ANT) recaudó USD 7,3 millones por multas.

El 43% de los fondos recaudados fueron transferidos a la empresa contratada para este servicio. El 52% fue al Municipio de Ambato y el 5% para el financiamiento de programas de educación vial en la urbe.

Según funcionarios de la Dirección de Tránsito, Transporte y Movilidad del Municipio, estos dispositivos evitan que los conductores se excedan de los límites establecidos.

Pero incluso se crearon páginas en Facebook, memes, caricaturas y más mostrando su inconformidad con esas sanciones. Una de las turistas afectadas fue la riobambeña Elizabeth Zurita. En uno de sus viajes atravesó un fotorradar colocado en la Panamericana Norte, en el ingreso a la ciudad.

Antes se encontró con otro rótulo donde le indicaba que la velocidad permitida era de 70 kilómetros por hora.

Cuando se percató de la cámara, el velocímetro de su auto marcaba 70 km/h y frenó, pero aun así recibió una notificación vía telefónica de la Agencia de Tránsito.

Allí le dijeron que debía pagar USD 364, es decir, más de la mitad de su sueldo porque le dijeron que viajaba a 71,1 km/h.
Edward Gaibor, director de Movilidad del Cabildo, indicó que el valor de las multas se fijó en la Ley de Tránsito aprobada por la Asamblea y se determinó en USD 354, tres días de detención y reducción de 10 puntos en la licencia, a quienes superen la velocidad permitida.

“Las multas empezaron a cobrarse luego de una campaña de educación vial que duró siete meses. El control en el exceso de velocidad permitió que en el 2015 no se produjeran muertes por esta causa”, aseguró Gaibor.

La compañía contratada invirtió alrededor de USD 3
millones en la instalación, mantenimiento, reposición de equipos, pago al personal y la cancelación de impuestos.

Este Diario intentó hablar con los representantes de la empresa contratada, pero no fue posible. En una entrevista radial que uno de ellos concedió en enero, cuando ya había críticas, aseguró que solamente cumplen con el contrato.

También indicó que la instalación de los radares se tomó como referencia de los altos índices de accidentabilidad que había en la ciudad y los estudios que se desarrollaron.

Los infractores tienen 15 días laborables para cancelar la multa. Si no se cancelará con la matriculación del auto.

Nelson Ayala, un empresario latacungueño, también fue sancionado. Él fue notificado vía mensaje que sobrepasó los 50 km/h. Y recordó que el aparato se encontraba luego de una curva. Unos 120 metros antes se encontraba un letrero electrónico y cuatro metálicos que anunciaba la velocidad permitida de 50 km/h. “No sé en qué momento superé el límite de velocidad”.

El alcalde de Ambato, Luis Amoroso, aseguró que en la ciudad no hay señales de tránsito que anuncien repentinamente cambios de velocidad.

"Realicé la investigación para saber si hay esta diferencia de velocidades, pero no encontré. Lo que sí está claro en la señalización es que en la ciudad se debe circular a 50 kilómetros por hora y que los conductores deben cumplirla. Es la misma velocidad en todas las ciudades”, dijo Amoroso.

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