¿Liga juega bien o juega mal? Ese debate es intrascendente en estos días porque la mala campaña del equipo más exitoso del país lo tiene en el antepenúltimo puesto del torneo.
Su estructura es frágil, desde la misma defensa. Él único destacado es el golero Alexander Domínguez, quien ha evitado que su equipo saliera goleado de algunos estadios, incluso en la Casa Blanca. Sus extranjeros pasan inadvertidos. El aporte de ellos (Diego Morales, Eduardo Ledesma y Luciano Balbi) es mínimo. Por eso es necesario que los directivos, entrenador y futbolistas hagan una reflexión del mal momento que atraviesan y de sus proyecciones en el resto del año en el campeonato.
Los resultados evidencian (12 puntos, menos 3 de gol diferencia) a un club que no puede aspirar a pelear el título, al menos en este año; en esa lectura es inobjetable que está en un proceso de transición, en donde el entrenador está apostando por encontrar rostros y talentos nuevos que complementen su proyecto de darle un fútbol solvente y dinámico. Pero los dos propósitos están distantes de lo que se merece esta institución con la mejor historia a escala de clubes. Talvez los directivos tardaron en hacer la renovación, esa amalgama de juventud y experiencia, que hoy es distante porque la realidad tiene a un equipo criticado y cuestionado por sus hinchas.
La ventaja es que aún hay tiempo para corregir.