Mal mensaje y mal ‘timing’

Marco Arauz Ortega. Subdirector

No es fácil descifrar la intención detrás de la decisión de imponer, contra viento y marea, el cierre de 72 horas a Teleamazonas y el retiro de la frecuencia de La Voz de Arútam a través de la Superintendencia de Telecomunicaciones y del Conatel, respectivamente, justo cuando empezaba el debate de la Ley de Comunicación.

O bien se trata de enviar un signo de fuerza para romper un ya difícil consenso legislativo, o  de un gesto inoportuno que revela descontrol y voluntarismo. En la práctica, la decisión se convierte en una pésima antesala para el debate del proyecto de ley y focaliza mucho más la atención en la capacidad sancionadora del Consejo de Comunicación: si hoy ya es posible tomar este tipo de medidas, ¿qué puede pasar en el futuro con una estructura bien armada?       
  
Si el Ejecutivo bombardea el proceso de discusión en la Asamblea en un momento tan delicado, se expone a que el proyecto se archive, o por lo menos a que la Ley nazca sin  consenso. Aparentemente, el Gobierno debe ser el más interesado en que una cosa así no llegue a suceder.

Siempre existe la posibilidad de que solo se trate de un mal cálculo sobre la oportunidad de la decisión, pero esta ya es  problemática, políticamente hablando.

El Gobierno sabe lo que dicen las encuestas sobre el cierre de Teleamazonas, y también sabe lo que significará la reacción shuar a la medida en contra de su radio. Aun  si se hubiera tratado de simples medidas administrativas, hay alguien que está midiendo muy mal los tiempos. 

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