Las cédulas sin chip son utilizadas para los delitos. Foto: EL COMERCIO
Desde un pequeño estudio fotográfico ubicado en el sur de Quito, los sospechosos coordinaban la entrega de cédulas falsas. El documento estaba listo en cinco horas. Por ese trámite cobraban USD 300.
Los agentes no saben cuántas identidades se despacharon irregularmente desde ese local, pero señalan que la organización operó los últimos dos años en la ciudad. El 5 de junio, cuando desmantelaron esa red, los uniformados confiscaron 69 cédulas. 56 eran antiguas.
Con esos papeles los sospechosos facilitaban el ingreso de jóvenes a la Policía.
Esta es la última modalidad relacionada con la falsificación de documentos que detectaron los investigadores en el país. Sin embargo, los grupos delictivos adulteran cédulas para consumar otros dos delitos.
El primero y más común: la compra de electrodomésticos a crédito. Agentes que operan en el distrito Eloy Alfaro (sur de Quito), recuerdan un caso de estas características reportado en enero pasado. Un hombre usó una identidad ficticia y consiguió 13 televisores LED en tiendas de la capital. El perjuicio fue de USD 13 000.
En 2013, la Policía identificó esa modalidad en otros puntos del país. En Santo Domingo, por ejemplo, un Tribunal sentenció a Jesús C. a un año de prisión por emplear una falsa identidad en un local. La administradora descubrió que el plástico tenía fallas. En un análisis más exhaustivo hecho por policías de Criminalística se detectó que el documento llevaba la foto del procesado, pero los datos de otro hombre.
Muchas de estas estafas ocurren porque la víctima pierde sus documentos en un robo o los olvida en sitios públicos, comenta un uniformado.
La suplantación de identidad es una denuncia recurrente en las oficinas de la Fiscalía. En los últimos 10 meses, esa entidad reportó 2 351 casos a escala nacional de personas que utilizaron identidades adulteradas para obtener algún beneficio.
Paúl Suárez, director del área técnica del Registro Civil, reconoció que este tipo de denuncias son usuales, pero ocurren con las cédulas de papel. Antes, esa institución captaba la huella del pulgar en tinta y era “sencillo” suplantar los datos. Desde el 2012 el sistema se digitalizó y los nuevos documentos incorporan 16 seguridades.
Actualmente 10 millones de ecuatorianos ya tienen esta identificación, pero no se conoce cuántas cédulas antiguas circulan todavía en el país.
Suárez asegura que no hay denuncias relacionadas con falsificación de los nuevos documentos, pero admite intentos. En abril del 2014, uniformados capturaron a siete funcionarios del Registro Civil por emitir estos documentos a ciudadanos de China y Cuba.
De acuerdo con informes de la Fiscalía, los sospechosos trabajaban en agencias de Guayaquil y desde allí ingresaban los datos de los extranjeros al sistema del Registro Civil y les entregaban “cédulas falsas con nacionalidad ecuatoriana”.
Los policías que siguieron el caso precisan que con la doble ciudadanía ingresaban y salían regular y legalmente del país.
Esta es la segunda modalidad delictiva que identificaron los agentes relacionada con el uso doloso de documentos falsos.
Por este tipo de hechos la Contraloría del Estado realiza desde el año pasado un examen especial al Registro Civil. Los auditores analizan el sistema informático de esa institución para identificar posibles vulnerabilidades.
Suárez señala que desde el 2009 la entidad ha separado a 20 empleados por posibles actos de corrupción en agencias de Guayaquil, Riobamba, Santo Domingo y Santa Elena.
Aunque actualmente el Registro Civil ya no entrega cédulas de papel, el operativo desarrollado el 5 de junio reveló que hay desconocidos que elaboran este tipo de documentos.
En esa incursión, Inteligencia no pudo capturar al falsificador. De hecho no se conoce su paradero, el lugar donde imprimía las cédulas ni qué herramientas empleaba.
Los investigadores creen que en manos de grupos criminales hay especies valoradas originales que fueron sustraídas de sucursales del Registro Civil en años pasados, cuando se emitían las anteriores identidades.
Expedientes de la Fiscalía a los que accedió este Diario revelan que desconocidos robaron 1 507 especies de cedulación entre el 18 de marzo y el 13 de julio del 2011 en Quito.
Otras irregularidades detectó la Contraloría en Guayaquil. En un examen especial ejecutado entre septiembre del 2010 y diciembre del 2013 se identificó que el Registro Civil del Guayas perdió 250 cédulas impresas, el 23 de septiembre de 2010.
En las conclusiones, publicadas este año, se dice que “la falta de controles permitió el ingreso de personal no autorizado de otras áreas” y provocó la sustracción de los documentos.