En la Casa de Acogida Adole-Isis viven madres adolescentes. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Carla (nombre protegido) cumplió 18 años. Ella tiene una hija de 4 y afirma haber superado los problemas que surgieron por el hecho de ser una madre adolescente. Ella, al igual que otras cinco mujeres con la misma condición, vive junto a su pequeña en la Casa de Acogida Adole-Isis.
Cuando tenía 14 años se enteró de que iba a ser madre y su mundo se vino abajo. El personal de psicología de esta Casa cree que todavía no está apta para hablar de cómo se quedó embarazada y lo que tuvo que vivir antes de llegar a este centro. Pero cuando lo recuerda en su rostro se llena de muecas, intenta no quebrarse.
El Proyecto Adole-Isis pertenece a la Unidad Patronato Municipal San José y forma parte de la Unidad de Género. Busca la reinserción social de las madres adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual. Este espacio acoge de forma temporal a adolescentes de entre 12 a 18 años, con un embarazo en curso o que son madres adolescentes. Y que por situaciones de riesgo han salido de sus hogares.
Las madres adolescentes generalmente ingresan luego de ser enviadas otras instituciones como: la Maternidad Isidro Ayora, centros de salud, planteles, Fiscalía, Juntas de Protección, la comunidad y las familias. Previamente, como exigencia principal para brindar acogida a una menor en el Centro, se emite una orden de un juez quien determina la necesidad del acogimiento institucional.
En la Casa de Acogida viven seis madres adolescentes y siete bebés. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En la actualidad, en Adole-Isis residen dos adolescentes embarazadas, seis madres adolescentes y siete bebés de entre 0 meses a 4 años.
Carla intenta tener una vida normal. Cada día se levanta y lleva a su pequeña un Centro de Desarrollo Infantil ubicado en el centro de Quito, en El Tejar. Mientras su pequeña permanece en ese lugar, ella es parte de varias actividades que la Casa de Acogida ofrece para sus residentes.
Adole-Isis ofrece servicios de atención a las necesidades básicas de las madres y sus hijos: alimentación, vivienda, vestuario, atención psicológica individual, grupal y familiar. Y también acompañamiento para la reinserción educativa, familiar… Además hay talleres para emprendimiento, como tejidos y manualidades.
El equipo técnico que labora en el centro está conformado por una psicóloga, una trabajadora social, una tallerista de actividades educativa y tres técnicas de apoyo (auxiliares de enfermería).
Marisol Díaz Escobar, jefa de la Unidad de Género del Patronato, explica que actualmente el centro vive una etapa de transición. La nueva administración busca darle un giro a la atención brindada a las residentes con educación permanente en temas de género.
Además, el Patronato planifica la apertura de un centro más grande para el primer trimestre de 2017 con el objetivo de ampliar la cobertura del proyecto de acogimiento para madres adolescentes y también, para brindar talleres, capacitaciones y servicios abiertos a mujeres en situación de vulnerabilidad.