Una vez más, los días de desfiles en Río de Janeiro provocaron la atención del país, donde no faltaron el drama y la locura.
El brillo y la locura fue desatada por la presencia de la estrella estadounidense de pop Madonna, quien se presentó junto a su novio brasileño, el joven modelo Jesús Luz, y sus hijas, Lourdes María y la adoptada Mercy James.
Incluso, a su alrededor giró la propia campaña preelectoral brasileña, después de que la artista se reuniera con el candidato opositor y gobernador de Sao Paulo, José Serra y se encontrara con la posible sucesora del Presidente Luiz Inacio Lula da Silva, la jefa de gabinete Dilma Rousseff en el camarote del gobernador de Río de Janeiro Sergio Cabral en el Sambódromo.
En un momento, cuando se produjo el pasaje de la segunda ‘escola do samba’ en desfilar, Imperatriz Leopoldinense, Madonna, vestida de negro y cubierta la cara con una máscara carnavalesca, intentó bajar a la avenida Marques do Sapucaí del Sambódromo para sumarse a la fiesta, pero un verdadero tumulto entre fotógrafos, curiosos y sus guardias de seguridad le impidió llegar a concretar su deseo.
Según la red mediática Globo, Madonna fue la celebridad más venerada en la primera jornada de los desfiles en Río que recibió a unas 60 000 personas.