Hay claros indicios de que la crisis financiera mundial llegó a su nivel más profundo, tocó piso, y las economías del mundo comienzan a recuperarse.
Las decisiones de muchos gobiernos del planeta de expandir los gastos fiscales en forma de programas de estímulos y ayuda a instituciones financieras y algunas industrias y empresas, más la expansión monetaria de los bancos centrales, han provocado que la crisis llegue a encontrar el punto de inflexión después de nueve meses del inicio.
Hoy existen algunas inquietudes sobre el resultado final de todo esto, por un lado, si la recuperación será rápida y a niveles fuertes, o si será lenta.
Por otro lado, preocupa también los efectos de los enormes déficit fiscales financiados con grandes expansiones monetarias, sobre todo en los Estados Unidos, donde la masa monetaria se ha más que duplicado en los últimos doce meses, lo que puede originarles niveles de inflación altos e impactos en el valor del dólar.
Veamos por partes:
La prestigiosa revista británica The Economist señalaba recientemente que había fuertes debates si la recuperación tendría forma de V, W, L o U.
Estas letras tratan de graficar si la recuperación sería rápida y fuerte (V), si después de una recuperación vendría otra recaída para solo después recuperarse sostenidamente (W), si la recuperación tardaría mucho tiempo en regresar (L), y la última, que representa una recuperación un poco más lenta (U).
Hasta ahora parece que la letra U con una base un poco larga es lo más probable por las alicaídas cuentas fiscales y alta deuda de los gobiernos y de los consumidores.
Además, si el motor de este impulso es el Gobierno de los Estados Unidos, la FED (Banco Central de Estados Unidos) tratará con todos los medios de impedir un proceso inflacionario fuerte cuando venga una recuperación del crecimiento, reduciendo la liquidez del sistema y elevando las tasas de interés de manera muy oportuna.
El otro punto, el valor del dólar, dependerá mucho de la habilidad del Banco Central de Estados Unidos para contener la monetización del enorme déficit fiscal.
El problema es que esto no es fácil, ya que de hacerlo antes de lo necesario matará la recuperación, y si lo hace después se generará inflación, obligándose a una contracción monetaria.
Pienso que el Banco Central de Estados Unidos podrá lograrlo, por lo que es de esperar que al entrar el 2010, la economía de Estados Unidos comience a crecer, subirán las tasas de interés ajustando el exceso de liquidez esperado, el crecimiento será bajo por unos dos años, y el dólar tenderá a depreciarse un poco por los temores, para recuperar terreno hacia el 2012, sin perder mucho espacio en el mundo como algunos vaticinan.