Tegucigalpa. Reuters
El Gobierno de facto de Honduras dio un ultimátum de 10 días a Brasil para que defina la situación del derrocado presidente Manuel Zelaya, refugiado en su Embajada, pero el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva respondió que no lo cumplirá.
En un comunicado emitido por la Cancillería, el Gobierno que asumió tras el golpe de Estado a Zelaya, el 28 de junio, pidió a Brasil que su Embajada en Tegucigalpa no sea utilizada para llamar a la insurrección. “De no ser así, nos veremos obligados a tomar medidas adicionales conforme al derecho internacional”, dijo la Cancillería, aunque no especificó las medidas.
Pero el presidente brasileño Lula, que ofreció su Embajada a Zelaya durante el tiempo que fuera necesario, dijo a periodistas que no respetaría ese plazo. “Brasil no tolerará un ultimátum de un Gobierno golpista”. “Si entran por la fuerza, cometerán un acto que rompe las normas internacionales”.
Zelaya, atrincherado en la sede diplomática brasileña desde que regresó clandestinamente a Honduras el pasado lunes, llamó a sus partidarios a realizar una “ofensiva final” para restituirlo. Ayer pidió a sus seguidores que se desplacen hacia la capital para realizar hoy una gran movilización. Zelaya participó ayer en una misa dentro de la embajada brasileña.