Redacción negocios
Estabilidad económica, recuperación del poder adquisitivo de los salarios, capacidad de endeudamiento y posibilidad de planificar a mediano plazo son los atributos que muestra la dolarización, luego de una década de su implantación en Ecuador.
Este esquema monetario, que nació en medio de la mayor crisis financiera del país (1998-1999), surgió como una alternativa para frenar el peligroso ciclo de hiperinflación y devaluación, ocasionado por un manejo alegre de las políticas monetaria y cambiaria.
A lo largo de la historia, los regímenes monetarios rígidos en Ecuador han conseguido estabilidad, como ocurrió con el patrón oro, los acuerdos de Bretton Woods y ahora la dolarización, dice Marco Naranjo, ex director de Estudios del Banco Central.
En todos ellos, la rigidez del sistema obligó a los gobiernos a gastar únicamente lo que tenían, evitando emisiones inorgánicas de dinero, es decir, impresión de billetes sin respaldo que ocasionaban inflación y devaluaciones. Esta política beneficiaba a grupos específicos y perjudicó a la ciudadanía.
Naranjo cree que los sistemas rígidos “liberaron a las políticas monetaria y cambiaria de los grupos de poder”.
Los beneficios de esa liberación se han reflejado en un constante crecimiento de la economía, mayores inversiones, crecimiento y profundización del crédito bancario, reducción de la pobreza, etc.
Pero no todo es atribuible a la dolarización, pues en esta década también jugó un papel importante el aumento del precio del petróleo, el regreso de capitales, el envío de remesas, etc.
Con mayores recursos en la economía -incluso por lavado de dinero- aumentaron las importaciones, el gasto público, la inversión en nuevos proyectos, el consumo, etc.
El Producto Interno Bruto (PIB), medido en dólares, se multiplicó 3,4 veces en esta década. Los ingresos del sector público se quintuplicaron, al igual que la inversión estatal.
De ahí que la dolarización se ha mantenido pese a la crisis política de 2005, que terminó con la salida de Lucio Gutiérrez de la Presidencia.
También ha resistido los tres primeros años de un Régimen que no cree en este sistema monetario.
Por eso incluso ha ganado adeptos. En 2006, un 62% de la población creía que la dolarización le benefició; hoy es 81%.
El apoyo obedece al mayor riesgo que existe de salir de la dolarización, por la posición del Gobierno, dice Ángel Polibio Córdova, director de Cedatos.