En la cabecera sur del parque Bicentenario se ubica la mayoría de lodo proveniente del túnel del Metro. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Desde el 6 de diciembre, luego del cierre de la escombrera de El Troje, debido a un colapso que aún se investiga, la tierra húmeda del Metro es llevada al Bicentenario.
La empresa Metro de Quito aseguró que mientras se habiliten nuevos botaderos, el material se está acopiando de forma temporal en la cabecera norte del antiguo aeropuerto, así como en el foso de salida de tierra de la tuneladora Guaragua en las instalaciones de obra de El Labrador (sur).
Cada día, se realizan entre 400 y 500 viajes. La cantidad de material que se extrae es variable, dependiendo de las fases de vaciado de las distintas estaciones. Según el Metro, la semana pasada, por ejemplo, se sacó únicamente tierra seca en la estación La Alameda a un ritmo de entre 1 000 y 1 500 m3 diarios.
Normalmente, llegan hasta el parque Bicentenario entre 4 000 y 5 000 m3 de tierra húmeda cada día. Hasta el momento se han depositado cerca de 100 000 m3.
Allí, la tierra húmeda que llega de la excavación de las tuneladoras se estabiliza con cal. El lodo permanecerá en el Bicentenario hasta estar lo suficientemente seco como para poder reubicarlo. Al momento, explica la empresa, el Municipio y las entidades multilaterales analizan cuál podría ser el botadero definitivo.
En el Distrito funcionan tres escombreras. Una en Oyacoto, otra en Cocotog, y una abierta la semana pasada en Santa Ana (ver gráfico). La gente de Cocotog no está dispuesta a recibir el material del Metro.
Jimmy Ramírez, presidente de la comunidad, asegura que una de las condiciones para aceptar que funcione allí una escombrera, fue que no se lleven la tierra húmeda producto de las perforaciones. Asegura que esas volquetas tienen mayor tonelaje que las normales, dañan más la vía y el riesgo para la gente aumenta.
Además, dice, El Semillero no cuenta con cubetos especiales y no está preparado para trata el lodo.
En la cabecera norte, el lodo está separado de la tierra seca del Metro. Allí se levanta un parque con relieves. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
En Oyacoto, en cambio, la comunidad no es tan radical. José Simbaña, vicepresidente de la comuna donde viven más de 600 familias, cuenta que esta semana se reunirá la directiva y tratará el tema junto con los moradores para exponer sus dudas, los pro y los contras de recibir el lodo.
Isabel Bejarano, presidenta de la Junta Parroquial de Calderón, insiste en que si se decide llevar el lodo a esa zona, ella pedirá un informe detallado de cuál será el tratamiento que recibirá porque no quiere riesgos para la comunidad.
Conseguir un espacio para habilitar una escombrera no es sencillo, sin embargo, la comuna de San Miguel del Común está dispuesta.
Andrés Quilumba, presidente del sector donde viven 1 500 personas, asegura que gustosos recibirán el lodo ya que cuentan con quebradas idóneas, y como la tierra en esa zona es seca, pueden mezclar los materiales y lograr una buena compactación. Solo piden a cambio inversión municipal.
En el barrio no hay parques, ni canchas. Quilumba cuenta que días atrás recibieron la visita de una persona del Municipio, quien les preguntó si estarían dispuestos a recibir el material. Esperan negociar.
Lo paisajístico
Las volquetas que ingresan por la cabecera norte del parque Bicentenario, pasan por una piscina de lavado de llantas. El lodo va al extremo norte, apartado de la tierra que sirve para relieves paisajísticos. Tal como lo contempla el diseño original, se crean desniveles para darle vida al parque y crear microclimas.
Se han recibido 500 000 m3 de material seco. Con esa tierra se conforman las terrazas, en un área de 16 hectáreas. Allí hay ocho plataformas listas, que son la base para la conformación de los relieves. La loma más alta tendrá 8 metros.
Según la Epmmop, esto tiene un 50% de avance. Luego se colocarán césped, plantas y juegos. Los relieves podrán estar listos para el final de este año.
Desde la Empresa de Movilidad y Obras Públicas, Epmmop, se explicó que los relieves ayudarán a reducir la erosión que ocasiona el viento, y al disminuir el impacto del viento se crearán espacios que permitirán la siembra correcta de árboles.
Las áreas de colocación del material están previamente marcadas de acuerdo con los diseños de los relieves del parque. La tierra se coloca en las zonas establecidas y luego la maquinaria forma el relieve.
En contexto
La tierra seca que se extrae de la perforación del túnel del Metro es utilizada en la cabecera norte del parque Bicentenario para crear lomas, que permitirán plantar árboles y césped. La tierra húmeda se coloca en las dos cabeceras y será llevada a escombreras.