La llegada desde Chile de las cenizas de Ana Vivero demoró
Redacción Guayaquil y El Mercurio, Chile, GD
Cuando Aurora Márquez habló por teléfono con sus sobrinos, por la mañana, les pidió que estuvieran más tranquilos. Les dijo que el vuelo desde Santiago de Chile hasta Guayaquil estaba confirmado, pero que no sabían exactamente a qué hora aterrizarían.
Eso tranquilizó a sus sobrinos y también al resto de la familia que vive en el suburbio de Guayaquil. Desde que conocieron la noticia de la muerte de su hermana, Ana Celia Vivero Ayoví, a causa del terremoto que sacudió a Chile, el sábado pasado, la vida cambió para todos, cuenta Aurora.
Ahora solo debían esperar que sus cuatro sobrinos llegaran en un vuelo de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Junto a ellos retornaban también unos 55 emigrantes más que vivían en ese país.
Desde el lunes, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda ofreció iniciar la construcción de la casa. El Innfa también ofreció colaborar con el estudio de los cinco hijos de Ana Celia.
El vuelo empezó en Concepción, en medio del drama. “Nos vamos, gracias a Dios”, repetían una y otra vez entre la pena y el miedo los ecuatorianos que abordaron un Hércules de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, que había llegado a Chile con ayuda humanitaria y los sacó de la zona devastada por el terremoto.
Varios son sobrevivientes y estuvieron en algunos de los puntos más críticos de la tragedia.