Afuera del CDP, las madres pasaron la ortiga por las piernas de sus hijos como una forma de limpieza de las malas energías. Foto: EL COMERCIO
La espera fue larga. Pero a las 16:20 de ayer salió el primero. Aplausos, gritos, llantos y abrazos. Así lo recibieron. “Son estudiantes no delincuentes”, gritaron. Él es parte del grupo de los jóvenes que ayer recuperaron su libertad, tras ser detenidos en las protestas afuera del Colegio Mejía, el 18 de septiembre pasado.
A los familiares y amigos de los detenidos, la mayoría estudiantes de ese centro educativo, no les importó soportar el sol con tal de verlos libres. Luis Saquipay y su esposa no salieron en todo el día a vender helados con tal de abrazar a su hijo. Todos esperaron desde las 08:00. No quisieron despegarse de la puerta del Centro de Detención Provisional (CDP), en el centro de Quito. “En cualquier momento van a salir”, decían. Las horas pasaron.
La noche del jueves, Daniela Mayorga, jueza de Garantías Penales de Pichincha, declaró culpables a 43 procesados tras las protestas afuera del Colegio Mejía. Fueron procesados por daños a la propiedad ajena.
A 39 de ellos dispuso suspender la pena de prisión a cambio de trabajo comunitario, el pago por la destrucción de ventanas, un semáforo, una vereda y un patrullero y el compromiso de que no vuelvan a reincidir en un delito parecido, durante dos años (38 estaban detenidos en el CDP y uno tenía medidas cautelares). El tipo de trabajo aún no ha sido definido.
Los alumnos del Mejía dijeron que incluso limpiarían los baños del colegio con tal de reencontrarse con sus familia.
“¡Ya salen!”, gritaron y un grupo de madres sacó de unas maletas ramas de ortigas para hacerles una limpia. “Para que no vuelvan”, dijeron entre risas. Así, los chicos tuvieron que pasar por entre las ramas antes de abrazar a sus padres.
El jueves, tras la sentencia, la Jueza firmó las boletas de excarcelamiento. “Vamos a tramitar eso rápido, si no se puede quedar su hijo hasta el lunes”, le advirtió una madre a otra ayer por la mañana. Pero a las 09:00 llegaron los documentos y tres padres, en nombre de todos, ingresaron para conocer para entrevistarse con el director del centro y saber cómo se haría el trámite. “Van a salir hoy, no se preocupen, pero hasta la tarde porque deben hacerles reconocimiento de las huellas dactilares”, les informó Luis Cadena a todos los padres que le rodearon para escuchar el mensaje. “Mientras tanto podemos visitarles hasta las 12:00”, manifestó.
Todos presurosos se acercaron hasta las tiendas ubicadas en los alrededores para sacar copias a sus cédulas, encargar los cordones y sus carteras e ingresar a ver a sus hijos. Esta visita fue diferente a todas las anteriores. Ya no cargaban las bolsas llenas con pan, yogur, atún, frutas, etc. Entraron con maletas vacías para sacar del interior la ropa y utensilios que usaron sus hijos en los 16 días que estuvieron recluidos.
Adentro, los estudiantes también tenían una expresión muy diferente a la de preocupación y, varios, con los ojos rojos hinchados, con la que estuvieron durante la audiencia. “Estamos felices, pero también tristes porque otros compañeros se quedan”. En el patio, unos jóvenes jugaban cartas y otros conversaban con sus familiares. Ayer era la final del campeonato de 40 que organizaron. En una celda, dos muchachos tocaban ‘Cumpleaños feliz’ con una guitarra que les prestó la psicóloga del centro. “Hoy es mi cumpleaños y me voy a quedar preso”, dijo sereno Óscar N., de 20 años.
Él fue uno de los detenidos que el jueves se aceptó el procedimiento abreviado. Reconoció los cargos como autor a cambio de dos meses de prisión. “Fue muy difícil tomar esa decisión porque yo no estaba en las bullas ni lancé nada. Yo pasaba a mi casa, que está detrás del colegio. Por eso, primero dije que no, que quería ir al juicio, pero luego el abogado me dijo que el Fiscal tenía fotos en las que aparecía y policías que me reconocían. No sé qué fotos serán, pero ahí ya me dio miedo, sobre todo que me manden a (la cárcel) Latacunga”.
En esa celda, algunos recogían sus pertenencias. Un muchacho regaló la comida que no consumió. En una celda de al lado, otro grupo escribía sobre camisetas para el momento de la salida. El contenido, dijo un muchacho, “lo verán cuando salgamos”.
A las 16:45 fue el segundo en salir. El joven mostró el mensaje: “Mejía es del Pueblo”.
Adentro del CDP quedaron 14 chicos que fueron encontrados culpables como autores y sentenciados a dos meses de cárcel. Para 11 de ellos, que el jueves no aceptaron el delito, el juicio se instaló ayer. La Jueza indicó que los 14 detenidos deben ser llevados a la cárcel, en El Condado. Pero ellos pidieron quedarse en el CDP.