Hasta gritos a lo estrella de rock hubo cuando Quino, el creador de Mafalda, llegó el jueves a la XIV Feria Internacional del Libro de Lima, de la que ya se convirtió en el rey.
El caricaturista argentino era esperado con ansia por centenares de admiradores, muchos adolescentes. Armados todos con colecciones de Mafalda hicieron filas de más de tres horas para lograr un autógrafo.
Las reglas fueron no más de un libro autografiado por persona, no fotos, no acercarse demasiado al artista, que, muy serio y con una cerveza, se limitaba a firmar libro tras libro, apenas insinuando algún contacto visual con el admirador. Los más jóvenes salieron de la sala convencidos de que Quino es un antipático. Los más veteranos percibieron una agobiante timidez. Pero unos y otros lucían como trofeo la rúbrica, mientras los que se quedaron sin tiques los veían con envidia. DPA