Redacción Cuenca
Los presidentes electos de las juntas parroquiales de Azuay conjugan sus labores privadas con su compromiso de dirigir esos organismos. Abogados, locutores, ganaderos… fueron escogidos por los electores el 14 de junio.
Federico Guzmán tiene 30 cabezas de ganado, en la parroquia Victoria del Portete, en el sur de la capital azuaya. Es ingeniero zootecnista y en las últimas elecciones sumó más de 720 votos y ganó la presidencia de la Junta.
Desde las 05:00 recoge a sus trabajadores, para que ordeñen las vacas, en la propiedad de su familia, que es de 100 hectáreas. Cada día recoge 250 litros de leche, que vende en los mercados de la zona. Él mismo se encarga de la distribución en su camioneta, de medio uso.
Esta actividad le genera un ingreso de USD 1 500 mensuales. “Cuando ya me posesione tendré que contratar a alguien que realice el trabajo que ahora hago yo. Es un gasto adicional”, dice.
Por desempeñar la función de Presidente de la Junta Parroquial, Guzmán ganará USD 700 mensuales. Para él, esa no es una remuneración justa. “Cumplir con las diferentes actividades, demandará más de ocho horas de trabajo diarias”.
Una opinión parecida tiene René Lucero, presidente de la Junta Parroquial de Jadán, en el norte de Cuenca. Estará en ese cargo por tercera vez consecutiva. El ejercicio del periodismo y los negocios copan su agenda.
Hasta las 08:00 tiene un programa de radio, luego va a la Junta Parroquial. En la noche se hace cargo de su gimnasio. Además, es empresario de espectáculos. “No involucro mis negocios particulares con la Junta Parroquial”.
Lucero y Guzmán saben bien lo que estipula el artículo 113 de la Constitución Política. “El desempeño de quienes son elegidos para integrar las juntas parroquiales no será incompatible con el ejercicio de sus funciones como servidores públicos o docentes”.
Bolívar Saquipay, presidente de la Junta Parroquial Tarqui, quien fue reelegido, dice que por ello es necesario un aumento en el sueldo. Según él, pidió al presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Cordero, que se discuta un alza de hasta un 20%.
Saquipay se dedica por completo a la Junta, porque por ahora no tiene otro trabajo. El abogado Lilio Carbo fue elegido para dirigir la Junta de Sayausí (Cuenca). Será su segundo período en el cargo, el primero fue entre 2000 y 2003. Renunció para postularse a una concejalía.
Su oficina está en el centro de Cuenca. Su vida es agitada, se pasa entre los juzgados. Tramita divorcios y juicios de alimentos, principalmente.
A Carbo no le interesa mucho el sueldo que recibirá por presidir la Junta Parroquial. “Mis gastos los he cubierto siempre con el ejercicio de mi profesión”.
Por esa razón piensa en una estrategia para evitar que la representatividad de la parroquia merme sus ingresos. Él atenderá a las comunidades solo en la mañana. En la tarde se dedicará a defender a las personas que demandan sus servicios profesionales.
Carbo y Saquipay también están pendientes del debate que se iniciará la próxima semana en la Asamblea. Allí se discutirá la Ley que codificará las normas provinciales, cantonales y parroquiales.
Según el abogado René Larenas, quien asesora al Consejo de Juntas Parroquiales Rurales del Ecuador, se espera que en la norma se aclaren las competencias de los titulares de las parroquias.
La propuesta de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) es contar con un código que regule el ordenamiento territorial y organización. Para Cosme Julio, presidente nacional de las parroquiales, esta Ley debe aclarar las competencias de los entes seccionales.
Las actividades en cuatro provincias del país
En Carchi, la mayoría de presidentes de las juntas parroquiales se dedica a la producción de leche y al cultivo de papas. Este es el caso de René Noguera, presidente de la Junta Parroquial de El Carmelo, quien cumplirá su segundo período. También hay quienes se dedican a la actividad comercial, relacionada con la venta de víveres y de ropa.
En Imbabura, los representantes de las parroquias se dedican a las actividades agrícolas y artesanales. La mayoría de ellos asistió a los talleres en la Escuela de Liderazgo comunitario, promovida por el Movimiento Indígena y Campesino. Un 30% de los elegidos tiene formación universitaria en los centros de estudio superior a distancia y en institutos tecnológicos.
En Tungurahua, los representantes de las juntas parroquiales son agricultores y ganaderos. Son dueños de pequeñas parcelas y la mayoría tiene hasta instrucción secundaria. En esta provincia, en sus planes de trabajo, dieron prioridad al mejoramiento de la red vial rural y al fomento a la producción y a la agricultura orgánica.
En Santo Domingo de los Tsáchilas, los presidentes de las juntas parroquiales también están enrolados con la agricultura y la ganadería. Algunos trabajan en las haciendas en donde se cultivan la palma africana y el abacá. En las elecciones del pasado 14 de junio, en esta provincia fueron elegidos nativos de Manabí, Esmeraldas y Loja, que viven durante años en la jurisdicción.