Estudiantes universitarios iraquíes participan en una protesta en el centro de Bagdad, Iraq, el 6 de febrero de 2020. Foto: EFE
El gran ayatolá Ali Sistani, una de las principales figuras de la política en Iraq, condenó el viernes 7 de febrero de 2020 los ataques de los partidarios del líder chiita Moqtada Sadr contra manifestantes antigobierno, y exhortó a las fuerzas de seguridad a proteger a estos.
Ocho manifestantes contra el poder murieron esta semana en enfrentamientos con seguidores de Sadr, hasta hace poco sus aliados.
Tras haber exigido la caída del poder, los afines a Sadr apoyan ahora al primer ministro designado Mohamed Alaui, procedente del mismo sistema con el que la calle quiere acabar.
La muerte de ocho manifestantes es un hecho “lamentable y doloroso” dijo Sistani, en un sermón leído por su representante en Kerbala, ciudad santa chiita de Iraq.
Las fuerzas de seguridad, agregó, son “indispensables” para impedir que el país se “hunda en el caos” y “nada justifica que dejen de cumplir con su deber”, prosiguió.
Aludía Sistani a un reciente llamado de Moqtada Sadr a sus partidarios -conocidos como “gorras azules”- para volver a abrir escuelas y administraciones cerradas por la desobediencia civil, sustituyéndose de hecho a las fuerzas de seguridad.
Desde su inicio el 1 de octubre, esta inédita protesta en Iraq ha dejado ya cerca de 490 muertos y 30 000 heridos, en su mayoría manifestantes, según un balance de la AFP.
Desde que el poderoso Sadr dio un vuelco y llamó a sus seguidores a no desfilar más en las protestas que surgieron en octubre, la movilización popular iraquí se ha dividido.
Por su lado, el gran ayatolá Sistani ya ha denunciado la represión de las fuerzas de seguridad. Desde hace varios días, los dos bandos se han enfrentado en varias ciudades iraquíes.
En Diwaniya, en el sur del país también insurgente, un manifestante, Mohamed Bulani, considera que el gran ayatolá Sistani es ahora “el único que apoya nuestras reivindicaciones y nos defiende”.