Libres para expresarse
Diego Montenegro. Editor de Ecuador
Resultan curiosas y sorprendentes las ofertas poco creíbles que hicieron los candidatos a las juntas en las parroquias del país.
Por ejemplo, en San Lucas (Loja), Patricio Lozano, candidato por Pachakutik, ofreció establecer un sistema monetario alternativo. En Atahualpa (Santa Elena),
Aníbal Yagual, del Prian, se comprometió a construir una ciudadela frente al mar.
Esos ejemplos demuestran que la demagogia aún domina el discurso político. Esa precaria forma, carente de argumentos veraces, de afrontar las elecciones, también cobija a los aspirantes del Movimiento que embandera la revolución ciudadana.
Solo para sostener la apreciación hay que recordar el ofrecimiento de Darío Robinzón (Movimiento País), quien promocionó la construcción de un malecón de 18 km de longitud, en la parroquia Vuelta Larga, en Esmeraldas.
Eso, aunque sabe muy bien que el presupuesto que maneja esta parroquia es de USD 37 000 anuales, de los cuales USD 24 000 se destinan a gastos administrativos.
Hay que ser fiel a lo que se predica. El presidente Rafael Correa ha dicho que toda libertad sin responsabilidad es una barbarie. Su coideario hizo uso de su libertad de expresión y lo hizo sin responsabilidad. ¿Quién está dispuesto a clausurar los canales de comunicación que utilizó?
No hace falta, porque técnicamente el receptor es quien valida o descalifica el mensaje. Tratar de cerrar canales de comunicación por temor a que se generen opiniones públicas adversas es una barbaridad. El argumento: la libertad de expresión no es un riesgo para la democracia, si el gobernante dice la verdad.