Raúl Ilaquiche
Premio Bartolomé de las Casas 2008
Yo vivo mi libertad a cada momento y todos los días, sin ninguna interrupción o cualquier clase de obstáculo.
Esa es la independencia pura que todos los seres humanos tenemos por naturaleza, de tal manera que ninguna autoridad o norma legal nos coarte o impida nuestro accionar cotidiano.
La forma en la que conduzco a las comunidades indígenas y el ejercicio profesional de la abogacía me hace autónomo.
En el ámbito académico, impartiendo clases en la universidad, siento que los principios académicos se transmiten a la juventud a través de la libertad de cátedra.
Eso me permite ser soberano. A las personas de mi comunidad les enseño que la libertad se vive con respeto. Por eso, como autoridad y dirigente actúo defendiendo el mandato del pueblo. Ese es el principio básico de todos los dirigentes cuando dirigimos una organización.
El respeto y la consideración a mi esposa fomentan la libertad del hogar. El diálogo hace que la confianza fluya entre la pareja.