Las cadenas de los lunes sirven para resumir la gestión semanal del gobierno de Moreno. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO
Tres canales emplea el presidente Lenín Moreno para transmitir sus mensajes: El Gobierno Informa, Twitter y los eventos públicos.
El primero, las cadenas de los lunes, sirve para resumir la gestión semanal. Al final aparece el Mandatario y hace un anuncio. En uno de ellos informó, por ejemplo, sobre la situación económica; y, en otro, ordenó la revisión de la llamada Ley de plusvalía.
El segundo canal, las redes sociales, ha servido para que Moreno reaccione ante imprevistos. Usa su cuenta de Twitter para zanjar roces políticos, publicitar sus reuniones privadas con sectores políticos y sociales, enviar saludos y condolencias. Por ese canal difundió mensajes como: “El diálogo continúa. Seguimos empeñados en reconciliar al país. Para el odio, no cuenten conmigo”.
El tercero, las apariciones públicas, le sirven para ampliar su discurso y explicar sus objetivos. Esto sin dejar de lado los gestos políticos, que, verbales o no, forman parte importante de su mensaje.
El último fue evidente en las fiestas de Guayaquil. Su sola presencia en el evento marcó una posición política y la consolidó cuando llamó “amigo” al alcalde Jaime Nebot.
“Para gobernar, primero debo escuchar”. Es una de sus frases frecuentes. Y su iniciativa de Diálogo Nacional ocupa gran parte de su discurso.
El mensaje surte efecto. Sus evaluaciones son positivas (ver gráfico). En las tres principales ciudades del país la gente confía en su palabra. Según Perfiles de Opinión, en Guayaquil le cree el 77,5%, en Quito el 67,5% y en Cuenca el 66,9%.
Su credibilidad en el país llegó, este mes, al 64,2%, según Cedatos. Nancy Córdoba, vocera de esa encuestadora, apunta que este es uno de los indicadores más importantes para una autoridad.
Agrega que Moreno ha mostrado una “conexión emocional muy fuerte con la ciudadanía”. Y que esto viene ligado a su trabajo con la Misión Manuela Espejo y que, junto con la iniciativa de Diálogo, eleva sus índices de aprobación.
Su reunión con Nebot fue bien vista por el 82% de la población y con el alcalde capitalino, Mauricio Rodas, por el 71%.
Para Orlando Herrera, quien lo conoce desde sus épocas en el MIR, ese estilo de comunicación se ha formado con los años. “No nos olvidemos que, después del accidente, se convirtió en un animador”.
Cuenta que pasó a usar mucho las metáforas, comparaciones e incluso la música. Señala sus puntos sólidos: es cercano a la gente, expresivo y respetuoso; pero sin una excesiva exposición mediática.
Paulina Recalde, de Perfiles de Opinión, dice que su estilo nace de su comprensión de la política: utiliza un lenguaje de búsqueda de consensos. Moreno matiza su discurso con humor y frases coloquiales -indica- que llega a la gente con una “conversación de casa”.
Virgilio Hernández, consejero presidencial, resalta esa cualidad, “no le habla a la ciudadanía como autoridad, sino que, desde la autoridad, busca interconectarse con ellos”.
Incluso comenta que el Mandatario muchas veces deja de lado los discursos preparados por su equipo. Buscar enviar su mensaje a su propia manera y diversificar la vocería, ya que delega la comunicación de cada área a sus funcionarios.
Sin embargo, ese mensaje a veces deja incógnitas. Isabel Ramos, responsable de la maestría de Comunicación y Opinión Pública de la Flacso, señala que esta falta de claridad no es solo una cuestión retórica, sino que deja la duda de qué tipo de decisiones va a tomar en políticas públicas.
“La clase de comunicación a la que la mayoría estaba acostumbrada, de un presidente que explicaba exhaustivamente sus decisiones ya no la tenemos”, sostiene. Por lo que surgen las dudas de “qué significó” lo que dijo el Mandatario.
Recalde no concuerda con este criterio. Para ella cuando eso sucede, “el mensaje es intencional”. A su criterio, Moreno utiliza estas formas de “deslizarse” para no confrontar. El objetivo es “dejar siempre una puerta abierta a la reconsideración”.
Lo que más ha impactado de su discurso es el tema del diálogo. Según las mediciones, la mayoría de la gente conoce sobre esto. Pero Recalde agrega que en la política se requiere la toma de posiciones, sobre todo en temas sensibles como la economía y corrupción.
Hernández, por otro lado, recuerda que la política comunicacional del Gobierno aún está en desarrollo, porque llevan poco tiempo en el poder.