Moreno llegó a Sonorama junto a Freddy Miño, quien lo ayuda a movilizarse. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Amable y sonriente, Lenín Moreno saluda a la gente que se acerca al jeep Wrangler descapotable, en el que el candidato a la Presidencia por Alianza País recorrió las calles de Ambato, el miércoles 2 de febrero. Le piden posar para fotografiarse con él.
El ruido de los pitos de los automotores que siguen a la caravana, los gritos de los simpatizantes y los jingles a todo volumen contrastan con la apacible voz de Moreno, quien habla en un tono pausado y sin aspavientos. No cambia, incluso, cuando escucha a lo lejos alguna crítica al actual Primer Mandatario o a su proyecto político.
Moreno sonríe todo el tiempo, saluda con su mano derecha y abraza, cada vez que puede, a la gente que lo apoya.
Sus días de campaña empiezan muy temprano, con entrevistas en canales de TV o estaciones de radio nacionales o locales. Ese 1 de febrero del 2017, la primera fue en Gamatv. Para llegar al diálogo, pautado para las 07:00, despertó temprano: a las 05:00.
Su equipo de comunicación, de contenidos y de seguridad, está pendiente todo el tiempo de su bienestar y, especialmente, de las condiciones de accesibilidad para su llegada a cualquier edificio. Principalmente rampas y ascensores.
Tras otra entrevista, en radio Sonorama, también en el norte de Quito, Moreno volvió a su principal centro de operaciones. Desde fines del 2016, trabaja desde la denominada Casa de Campaña.
Allí, el ajetreo no para. No importa si el candidato está o no. El miércoles, un estudio de radio habilitado en el lugar tenía invitados especiales. Los locutores de ‘Vox, tu mama y el perro’, con el personaje de ‘Burraska’ se mudaron solo por ese día a la cabina del candidato oficialista y dejaron Radio Latina por un día.
Esa fue la entrevista que Moreno más disfrutó. El espacio tiene un toque humorístico y las ‘vaciladas’ entre candidato y entrevistador fluyeron.
A Moreno le gusta bromear y cualquier tema puede servir para ello, incluido el frío que obliga a una reportera a mantener sus manos enfundadas en los bolsillos. Él no se abriga demasiado, pero sus manos -dice- están siempre calientes.
Un folleto que resume su plan de desarrollo social está siempre a la mano. En la portada se lee: “Toda una vida”. Esta es quizá la frase que él más repite durante sus jornadas.
El título del documento y de su propuesta para acompañar a los ecuatorianos desde que están en el vientre materno hasta la vejez se oyó en diversos escenarios ese día, en Quito y en Ambato. La repitió en las tres entrevistas de la mañana y en conversaciones con el equipo de campaña. Al caer la tarde, frente al público, en el polideportivo Iván Vallejo, la frase se convirtió en canción.
Cuando Moreno se dirigió desde la tarima a sus seguidores, el músico Julio Bueno encontró el momento preciso para tocar las notas del popular bolero en su teclado y Moreno cantó inspirado: “Toda una vida, te estaría cuidando…”.
Le gusta el canto. Mi querido viejo, de Piero, sirvió para hablar de “los viejecitos”, a quienes dedica parte del plan social. Suele cantar Caminante, el poema de Antonio Machado, convertido en canción por Joan Manuel Serrat. Esos temas van mejor con sus gustos musicales, que los jingles de reggaetón que suenan en las caravanas y que repiten la frase: “Lenín, presidente”.
Más de 13 horas después de su primera entrevista, Moreno concede la última, a Unimax, un canal local. Listo para descansar en la casa de un familiar en Latacunga, el candidato decide acercarse a las vallas para despedirse de los últimos simpatizantes que quedan allí.
Una última ráfaga de ‘selfies’ cierra un día más de campaña. Aunque todos sus acompañantes lucen cansados por el trajín, él conserva la actitud calmada y jovial de las primeras
horas. Está listo para seguir.